El tiempo en la estación espacial Helios parecía moverse a su propio ritmo, una mezcla etérea de días que se deslizaban uno tras otro en un constante flujo de descubrimientos, amor y crecimiento personal para Mina y Chaeyoung. Desde que habían cruzado el umbral hacia una relación más profunda, cada momento compartido se llenaba de una intimidad que parecía fortalecerse con cada desafío superado y cada nuevo hallazgo científico.
Mina y Chaeyoung encontraron formas creativas de equilibrar sus responsabilidades científicas con su tiempo personal. Las noches se convirtieron en momentos sagrados en la cubierta de observación, donde compartían confidencias bajo las luces parpadeantes de los anillos de Saturno. Chaeyoung continuaba con sus pinturas, inspiradas tanto por las vistas fuera de Helios como por las emociones que florecían en su corazón. Mina, por su parte, encontraba un nuevo sentido de propósito en cada experimento exitoso, sabiendo que cada avance científico no solo acercaba a la humanidad a entender mejor el universo, sino que también fortalecía el vínculo entre ellas.
Una mañana, mientras se preparaban para una caminata simulada en el entorno de gravedad reducida de Encélado, Mina y Chaeyoung compartieron un momento de reflexión tranquila en la sala de preparación.
—Chae, ¿alguna vez te has preguntado qué nos depara el futuro? —preguntó Mina, ajustando los sellos de su traje espacial.
Chaeyoung sonrió, sus ojos verdes brillando con una mezcla de anticipación y curiosidad.
—Lo único que sé con certeza es que quiero que estemos juntas, explorando el cosmos y aprendiendo el uno del otro.
Mina asintió, una sensación de calma llenando su pecho.
—Yo también lo quiero, Chae. Estar contigo aquí en Helios ha sido más allá de cualquier cosa que haya imaginado. Pero también me pregunto qué nos depara el futuro cuando eventualmente dejemos esta estación.
Chaeyoung se acercó y tomó suavemente la mano de Mina.
—Lo descubriremos juntas, como siempre hemos hecho. Hemos enfrentado desafíos increíbles aquí en Helios, y hemos salido más fuertes y más unidas cada vez. No importa lo que nos depare el futuro, sé que podremos superarlo juntas.
Con esa promesa silenciosa entre ellas, Mina y Chaeyoung se prepararon para la caminata simulada. A medida que flotaban por el entorno simulado de Encélado, con sus geíseres de agua helada lanzando columnas hacia el espacio, compartieron risas y comentarios sobre la belleza del paisaje. En esos momentos, se sentían más que simplemente compañeras; se sentían como un equipo, unidas por un lazo que iba más allá de las estrellas que brillaban sobre sus cabezas.
Después de la caminata simulada, encontraron tiempo para discutir sus planes y sueños para el futuro. Chaeyoung compartió su deseo de exhibir sus pinturas en exposiciones interplanetarias, llevando su arte a audiencias más allá de Helios. Mina habló sobre su ambición de liderar misiones de exploración a nuevos planetas, contribuyendo a la expansión del conocimiento humano sobre el universo.
—¿Te imaginas, Chae? —dijo Mina con entusiasmo—. Un día podríamos estar caminando por la superficie de un planeta recién descubierto, explorando terrenos que nunca han sido vistos por ojos humanos.
Chaeyoung sonrió, sus ojos verdes brillando con admiración.
—Eso sería asombroso, Minari. Y sabes que estaré contigo en cada paso del camino.
El tiempo en Helios pasaba como en un sueño, lleno de momentos que parecían capturar la esencia misma de su conexión. En una noche tranquila en la cubierta de observación, bajo el resplandor de las estrellas y los anillos de Saturno, Mina y Chaeyoung encontraron un momento para reflexionar sobre cómo sus vidas habían cambiado desde que se encontraron por primera vez en la estación.
—Chae, ¿te acuerdas de cómo nos conocimos en el laboratorio de biología sintética? —preguntó Mina, su voz suave en el aire nocturno.
Chaeyoung asintió con una sonrisa tierna.
—Cómo podría olvidarlo. Fue como si el universo nos estuviera guiando hacia el uno al otro desde el principio.
Mina tomó la mano de Chaeyoung entre las suyas, sintiendo el calor reconfortante de su piel.
—Y mira dónde estamos ahora. Descubriendo el universo juntas, compartiendo nuestras pasiones y sueños... Me siento tan afortunada de tenerte a mi lado, Chae.
Chaeyoung la miró con amor, su corazón lleno de gratitud y admiración por la mujer frente a ella.
—Y yo de tenerte a ti, Mina. Eres mi inspiración, mi fuerza cuando las cosas se ponen difíciles aquí en el espacio.
En el silencio sereno de la cubierta de observación, Mina y Chaeyoung se perdieron en el momento, dejando que sus sentimientos se expresaran a través de gestos simples y miradas cargadas de significado. Habían encontrado un hogar el uno en el otro en el vasto y solitario cosmos, un refugio donde sus corazones podían florecer libremente.
Con el tiempo, sus días en Helios se acercaron a su fin. La misión de la estación había sido un éxito, con nuevos descubrimientos científicos que ampliaban el entendimiento de la humanidad sobre el sistema solar. Mientras se preparaban para su partida, Chaeyoung y Mina se encontraron reflexionando sobre lo mucho que habían cambiado desde que llegaron a la estación, y sobre lo que el futuro podría depararles.
Una mañana, mientras observaban por última vez los anillos de Saturno desde la cubierta de observación, Mina tomó la mano de Chaeyoung con ternura.
—Chae, ha sido un honor compartir este tiempo contigo aquí en Helios. Gracias por cada momento, cada risa y cada desafío que hemos enfrentado juntas.
Chaeyoung sonrió, sus ojos verdes brillando con emoción contenida.
—Y gracias a ti, Mina. Por ser mi compañera en esta increíble aventura espacial. No sé qué haría sin ti.
Minari la abrazó suavemente, sintiendo la gratitud y el amor que fluían entre ellas.
—No importa dónde nos lleve el futuro, siempre estaré agradecida por haberte encontrado aquí en el espacio, Chaeyoung. Eres mi constelación en la oscuridad.
Laa chica de ojos verdes acarició el cabello de Mina con cariño, sabiendo que sus vidas estaban entrelazadas de una manera que trascendía el tiempo y el espacio.
—Y tú eres mi estrella guía, Mina. Juntas, hemos explorado no solo el cosmos, sino también el infinito de nuestras almas.
Y así, con la promesa de un futuro lleno de posibilidades extendiéndose ante ellas, las chicas se prepararon para partir de la estación espacial Helios. Se despidieron con abrazos cargados de afecto y miradas que decían más que cualquier palabra. Sabían que, independientemente de lo que les deparara el universo, siempre tendrían el recuerdo de su tiempo en Helios y el amor que habían encontrado entre las estrellas.
Y mientras Helios se desvanecía en la distancia, llevaban consigo la certeza de que su historia juntas aún tenía muchos capítulos por escribir en el vasto lienzo del cosmos, donde el amor y la exploración seguirían siendo los pilares de su viaje compartido hacia el infinito desconocido.
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Entre Anillos y Estrellas || Michaeng
Fiksi PenggemarEn la oscuridad profunda de los anillos de Saturno, dos jóvenes en la estación espacial Helios descubren más que los misterios del cosmos. En un mundo donde la ciencia y el amor se entrelazan, Mina y Chaeyoung navegan entre desafíos científicos y pe...