CAPITULO 1

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cierro la maleta con Fuerza contra mi cama.

—¡esto es ridículo! —chillo —¡¡papa!!

—¡¿por qué gritas, demente?! —mi hermano entra a mi habitación.

—¡sabes por qué! —me quejo —¡ay te odio!

Me cruzo de brazos pateando lo primero que pillo, un zapato. Mi zapato.

—no es mi culpa que vayas a Hogwarts, Tu eres la que no se comporta y a la que echaron de tres escuelas. —me echa en cara con una sonrisa burlesca

Contengo las inmensas ganas de tirarle los pelos blancos que tiene.

—¡claro que es tu culpa, adoptado! —me acerco apuntándole con un dedo de manicura perfecta —si no fuera porque mi papi te ve lo suficiente inferior a mi como para mandarte de niñera, no me metería en ese repulsivo colegio.

—ya... claro... yo diría que me pone a tu cargo, porque me cree más responsable que cierta caprichosa.

—¡uy, te odio! —le golpeo en el hombro.

—¡ay! —se queja sobándose el brazo— agresiva

Sigue con su puta sonrisa

—señorita, joven. —Geldof, nuestro elfo, aparece a un lado nuestro —el carruaje está listo.

—¿el equipaje?... —pregunto.

Chasquea los dedos antes de contestar.

—en el carruaje.

—¿y el de darkness?

—igualmente

—y mi bebe...

—en la jaula, en el carruaje —informa con una sonrisa orgullosa.

—en. La. Jaula... —aprieto la mandíbula — y ¿porque está ahí? —pregunto con fingida calma.

—yo... asumí que... Los animales van en la jau-ula y-y es así pa-ara que no-o causen a-alborotos. —empezó a encogerse

—¡y quien mierda te permitió asumir! ¡he! —me incline gritándole en su mugrosa cara — ¡tráeme a mi bebe ya si no quieres morir de un avada kedavra!

Desapareció en ese instante. me incorpore esperando a que volviera a aparecer con mi hermosa Huron azabache.

—que dura eres con el ancianito, entiéndelo, esta de edad ya. —le lanzo una mirada de odio. se humedece los labios antes de sonreír.

—será mejor que te calles si no quieres un crucio. — frente a mi aparece darkness sin asomos del viejo ese.

Mas le vale.

Tomo a darkness en brazos y me voy ignorando por completo a Aleix cuando paso por su lado.

Juraría que es adoptado por muy peliblanco que sea, quien me asegura que no se lo tiñe para tenerlo como el mío.

Acaricio la melena de mi bebe mientras bajo por las escaleras.

—señorita... su padre, el señor Grindelwald, la solicita en su despacho. —Geldof informa con la cabeza gacha para luego rápidamente desaparecer.

—patético...

Camino al despacho de mi padre y toco la puerta al llegar.

—adelante —se escucha desde el interior.

Cierro detrás de mí al entrar y me siento en las sillas frente al escritorio. Al otro lado se encuentra mi padre parado detrás de su silla, con su postura recta e impoluta de siempre.

Thogether In The Dark ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora