Parte 17: Caos infernal

626 66 22
                                    

Pov Alastor

Me encontraba sentado en aquella silla, ver al rey dormir era algo deleitable para los ojos, muy inofensivo para aquel caracter que se cargaba, pero solía de la nada hacer leves sonidos un tanto extraños

-Al...- murmuró aquel rey antes de levantarse de aquel escritorio lentamente, mientras poco a poco veía en mi dirección acercandosé lentamente- ¿Mon chérie?

Gire mi cabeza por toda la habitación para saber si me lo decía a mi o a otra persona que tal vez no había captado su presencia, pero efectivamente no había nadie en aquel lugar- ¿Se encuentra bien su alteza o debería decir su bajeza?- trate de reir, aquel momento parecía un tanto imcomodo

-Mon chérie, eres tú- al escuchar aquellas palabras algo en mi interior sacudio todo mi ser, dandome un leve dolor de cabeza, se acercó de un salto a mí para abrazarme, que demonios le pasaba

-¿Si? creo que ya no es tan entretenido- tomé sus hombros para alejarlo, posiblemente por el sueño este confundiendo la situación de la realidad

-Al...- mientras lo alejaba su mirada cambiaba poco a poco- ¿Al?- procedió a con ambas manos frotar sus ojos para cambiar de una mirada confusa a una con decepción mezclada con un poco de enojo- Alastor... tú, miserable, como llegaste aquí, ¿Qué haces aquí?- se alejó de golpe al ver lo cerca que se encontraba

-Majestad que bueno que ya despertó- me levante para poder limpiar mi abrigo- digamos que la princesa me envió para ver que se encontrara bien

-No mientas demonio, yo mismo hablé con mi princesa y ella estuvo de acuerdo en que venga aquí, ¿no tienes otra excusa menos obvia?- no sabía que más decir, pensé que se comería aquel cuento facilmente, pero podría hacer que en verdad crea eso

-Claro que usted no conoce tan bien a la princesa- camine lentamente por aquel despacho- Yo paso día a día con ella, y no se encontraba tan bien, estaba triste, con dudas, yo simplemente quise ayudarla un poco, asegurandome de que su querido padre no muera de tristeza

-Eso es... algo lógico- su semblante cambiaba a uno pálido, lo cual era curioso debido a su piel blanca- ya me viste Alastor, puedes irte, estoy bien- camino mientras por un momento tambaleaba

-¿Está usted seguro de que se encuentra bien?- al momento de decir eso, volteo a verme

-Ya que estas aquí, me da un poco de curiosidad- se acercó lentamente- estas son...- Sentí un toque en mis orejas- orejitas, que lindo- empezó a frotarlas- pensar que alguien como tú puede llegar a tener algo tan tierno- con un leve movimiento me desvanecí apareciendo con mi sombra a una cierta distancia- ¿que pasa cervatillo?, ¿punto debil?

-Tonterias- acomode mi traje- no se ve nada bien majestad

-No empieces Alastor- devió la mirad, para luego desplomarce en el suelo

-Debe ser una broma- me acerqué a él, se encontraba sudando jadeando, al colocar mi mano en su frente note que quemaba, este podría ser mi momento para acabar con aquel rey, talvez era una señal

-Al...- mencionbo sutilmente

-Supongo que sería muy cobarde de mi parte, atacar a alguien indefenso, con uno de mis tentáculos intente cargarlo pero por algún extraño motivo estos no podían acercarse- ¿Qué rayos?- me acerque yo mismo para intentar hacerlo y al tener más contacto con él, sentí como mi fuerza se iba debilitando, ¿y si mejor lo dejaba perecer en el suelo y ya?- en realidad eres fastidioso enano- un leve tic apareció en mi ojo- guiame a su habitación- ordene a mi sombra mientras esta se perdía en aquellos pasillos buscando la habitación del soberano, apareció nuevamente para indicarme por donde debería ir, tomé aire y lo cargué siendo guiado por mi sombra, en todo aquel camino experimentaba cómo cada ápice de mi fuerza se desvanecía lentamente. La sensación de impotencia se apoderaba de mí mientras mis recursos internos parecían agotarse con cada instante que pasaba. Era como si mis energías fueran absorvidas por aquel rey enfermó que yacia en mis brazos, dejándome la sencación de poco a poco sentirme vulnerable y desprotegido, veía a mi sombra doblar a una puerta lo que indicaba que me encontraba cerca, al ver aquella gran cama logré acercarme para lanzar a aquel rey sobre esta mientras mi cuerpo a su vez caía agotado, nunca experimente esta sencación pero estaba debil, aquel rey absorbio demasiado de mi poder y mis fuerzas se agotaban mientras mis ojos lentamente se cerraban tras aquel momento agotador

Fruto prohibido | RadioAppleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora