Inclinado Por Tí [KinnPorsche]

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ㅡVe a mi habitación y espérame allí.

Recordó las palabras escalofriantes de Kinn, una descarga eléctrica pasa a través de su columna y su sangre fluye quemando cada tejido de su cuerpo. Sabía lo que esas palabras escondían tras la voz grave del mafioso en el teléfono que Kinn le otorgó hace unas semanas atrás.

Podía sentir sus piernas entumecidas, las manos temblorosas y su carne le recordó el rudo comportamiento del mayor tras llegar de una reunión. No fue para nada bonito.
Aún con los escalofríos recorriendo su morfología, se dirigió a la habitación de Kinn, custodiada por dos guardaespaldas quienes siempre profesaban de la intimidad de su jefe y quién entre en la habitación del segundo hijo de la mafia, recibirá una cálida bienvenida en los aposentos del pelinegro con una bala metida en la cabeza. Uno de los dos era Pol, quien en estos momentos estaba sirviendo fielmente a Kinn luego de que Thankhun lo sacara de su anotación a patadas por haberle comentado de un spoiler de algún dorama cualquiera.

Al estar frente de la puerta de Kinn, ambos guardaespaldas impidieron su paso, asegurándose de su identidad, seguramente habían recibido la llamada del mayor indicando a quién deberían dejar entrar.ㅡLo lamento, Porsche.
Se disculpa Pol al verlo con la cara mostrando piedad y animandoloㅡTe doy mis condolencias.

En la mente de Porsche, resonó un gracias para su amigo en modo de respuesta, pero nada había salido de su boca, sólo mantuvo la mirada que siempre daba. Cuando Pol abrió la puerta del cuarto, entró y luego la puerta se cerró detrás de él, su respiración comenzó a profundizarse con los recuerdos de hace unos días.

ㅡTranquilo, Porsche, eres fuerte.ㅡse dió ánimos para tranquilizarse, aún con la imagen mental dónde no podía sentarse correctamente luego de su noche alocada con Kinn después del trabajo.ㅡPuedes con peleas callejeras y soportando tiroteos, la follada de Kinn no te hará daño.

Él estaba muy seguro.

Para Kinn, ver un cuerpo retorciéndose por piedad y dolor, no era más que el pan de cada día, siempre en sus reuniones había alguien que acababa muerto o meado por el miedo, alguna de esas dos opciones eran válidas, incluso ahora luego de cortar la mano de un socio prestamista tras haber robado millones de bath de su casino, no era nada para él.

ㅡTe lo advertí.
El hombre con los ojos abiertos y la pupila dilatada vio a sus ojos, con las lágrimas que caían hasta el suelo le suplicó nuevamente.

ㅡ¡Por favor, Khun Kinn!ㅡ Su voz sonaba rasgada, desesperada, el hombre no podía contener el shock momentáneo de ver su brazo sin mano y con la sangre cayendo como si fuese una cascada, su pánico se apoderó de su ser y lo único que le quedaba era suplicar por clemencia, estaba totalmente arrepentido por sus errores pasados, jamás debió robar aquellos jugosos millones que bailaban en su presencia en la cuenta bancaria del casino, millones que estaban a su disposición.

ㅡSabes que odio cuando las personas suplican luego de cometer una traiciónㅡpara Kinn, la traición no tiene nombre y más siendo un jefe de la mafia, dónde podía ver máscaras en todos lados, sonrisas falsas y una lealtad inexistente.
Quien comete un pecado, será castigado por la mano de Dios, en este caso Kinn.

ㅡ¡Lo lamento Khun Kinn! ¡Juro que jamás...!

Y lo último que pudo escuchar ese hombre fue el sonido de una pistola magnum directo a su cabeza, su cuerpo sin vida cae contra el piso como si fuera un muñeco, la sangre comenzó a circular de su frente hasta el piso.
Kinn soltó un suspiro, mirando la escena del crimen con los ojos negros e insensibles, sin siquiera haber tenido algún tipo de remordimiento tras matar a ese hombre que seguramente tenía una esposa e hijos, o tal vez no, no lo sabía y no estaba interesado en la vida social de sus socios.