NARRADOR
Como era de esperarse, Alastor hizo caso omiso a las amenazas de su madre siguió teniendo encuentros con ella, pero no mencionó nada acerca de su madre, pues no quería preocuparla, aunque la culpa lo carcomía por dentro, pero adoraba verla sonreír, escucharla reír y acariciarla, simplemente no podía poner peso en sus hombros y amargar su hermosa conexión. El quería tener todo bajo control, estaba tratando de ser optimista y pensar que todo saldría de la mejor manera, porque no había nada más que Lecabel para él.
Lilith guardó el secreto por el bien de su hijo, pero hubo alguien que no lo hizo. La primera mujer no fue la única que los había visto, un ángel llamado Azrael también los descubrió, pero este fue a dar aviso al arcángel Gabriel apenas los miró.
Gabriel enloqueció cuando escuchó las palabras de Azrael, simplemente no imaginaba a su hija vinculándose con un demonio, con alguien que la podía corromper y destruir de formas diferentes, cuando buscó a su hija en el paraíso se tomó el tiempo para pensar racionalmente y así hacerla entender que estaba en peligro. Lecabel se encontraba cepillando su cabello cuando Gabriel la encontró y de nada sirvió tratar de pensar con la mente fría, en cuanto la vio la locura se adueñó de él.
—Dime que no es cierto, por favor— Habló desesperadamente sosteniendo las mejillas de su hija para mirarla a los ojos.
— ¿Padre? ¿De qué estás hablando? —cuestionó ella sin entender lo que pasaba.
—Tú no estás viendo a un demonio, ¿Cierto? Eso es una mentira, una confusión, una broma cruel— Dijo presionando involuntariamente las mejillas de Lecabel.
—Papá— Susurró— es verdad. — su voz se cortó, dando paso a un pequeño llanto.
Gabriel se sintió incapaz de escuchar más, trató de hacer que su única hija entrara en razón, pero todas sus palabras fueron en vano, Lecabel no paró de defender a Alastor, enfrentando a su padre y luchando por lo que tenía con el demonio; como consecuencia el arcángel la golpeó, por primera vez en toda la existencia y no solo eso, su desesperación lo llevó a encerrar a su hija.
Mandó a un mensajero al infierno, advirtiéndole a Alastor las consecuencias y sobretodo avisándole que jamás volvería a ver o saber algo de Lecabel.
El demonio enfureció, estaba vuelto loco, quería enfrentar a todos, quería pasar los límites con tal de estar junto a ella, por su oro blanco, su mayor tesoro.
Parecía que todo iba encontra de estos dos enamorados, pues en el paraíso sabían que el demonio no serendiría, al menos no tan fácilmente, es por eso que idearon un plan, tenían laloca idea de hacer que estos dos se encontraran, era importante que lo hicieranen el paraíso, buscaron la manera perfecta para hacer que Lecabel salieralastimada e inculpar a Alastor, así ella lo odiaría por toda la eternidad, no lo volvería a buscar y entonces así lograrían separarlos. Que ella saliera lastimada era un pequeño precio que se tenía que pagar por la seguridad del cielo y del infierno, de los ángeles y los demonios.
Debido a que el tema era muy sonado Lecabel logró enterarse del plan; entonces ella ideó el suyo, sabía que no dejarían ir a su demonio como si nada, después de todo lo iban a culpar, eso ameritaba un castigo, razón por la que ella no lo permitiría, ya que por ser un demonio lo castigarían de las peores maneras por lastimar a un ángel y jamás lo dejarían en paz; ella sería quién le diera esa paz y de paso lograría enfrentarse a los suyos, rompiendo reglas, pero sobretodo convirtiéndose en el primer ángel asesino.
Cuando su padre ledevolvió la libertad supo que era el momento, en donde su plan tenía que sermás rápido que el de los otros.
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INTERFECTOREM ANGELUM
Short StoryEsta es una pequeña historia, pero el amor es enorme.