La coneja que vi anteriormente se me acercó mientras me encontraba recostada en la cama, su vestimenta era similar a la de un científico o doctor, no lo sé, en las ilustraciones de profesiones se veían muy iguales.
Coneja- ¿Cómo te sientes?
Levante mi pulgar y sonreí
Coneja- Ya veo... Te sientes mejor... Si te ves bien, dime si te duele.
Comenzó a tocar mis piernas, como si buscara una fractura o golpe, por supuesto yo me sentía... Bien...
Coneja- Bueno... Supongo que no necesitaras esa dosis, igual estaré dándotela en pequeñas cantidades. Lo correcto ahora sería que hagas algo de ejercicio, te ves muy pálida, un poco de sol te vendría bien.
Solamente la observé y asentí.
Coneja- ¡Ah! Pero no demasiado, las quemaduras solares en un cuerpo débil pueden ser graves.
Luego de decirme por donde salir de ese edificio me dio unas indicaciones, no acercarme a la playa, no pasar más de 15 minutos bajo el sol, no correr, solo trotar y no comer nada exótico que me ofrezcan, eso último fue raro. Y también me dio una tarjeta, me dijo que si alguien preguntaba que hacía lejos del lugar de ayuda, que le la mostrara.
Salí del lugar y comencé a caminar, tenía puesto un vestido turquesa pastel, para dar a entender que venía del médico, o eso fue lo que ella me dijo, extraño mi vestido blanco. Los caminos eran de piedra, con patrones muy bonitos, eran como flores, habían muuuchos árboles y plantas en todo el camino, a penas se distinguían las casas en medio de tantas plantas, pero eran curiosas, como si formaran parte de la vegetación, pero aún conservaban su forma de casa.
Unas estaban sobre enormes árboles, otras sobre colinas, unas parecían puestitos de comida o ropa, al verlas de cerca noté que eran hechas como de una piedra, eran parecidas a las de mi isla, ¿Cómo era que se llamaba ese material? ¿Adobe? En fin, todo estaba adornado con bellas flores de todos los tamaños, colores y formas
Todos me veían pasar y susurraban, realmente no me importaba que tenían que decir, hasta que alguien me grito.
???- ¡OYE NIÑA HUMANA!
Al voltear a mirarlo noté que era un joven jaguar, tenía un chaleco muy parecido al mío y poseía una lanza con una punta color negro brillante, creo que he visto esas piedras en la arena, son muy filosas
Jaguar- Quien eres y que haces acá, no ves que tienes ropa de enfermo.
Solo le di la tarjeta que la coneja doctora me dio.
Jaguar- Oh... Enfermo necesitado de ejercicio, entiendo. Acompáñame, te llevaré al río caliente, a los enfermos como tú les vendría bien. Por cierto, me llamo Quetzal.
Ese nombre... Siento que lo he escuchado antes...
Caminamos por todo el pueblo un buen rato, veía como unos animales humanoides, vendían comida, vegetales e incluso carne... Lo pensé por un momento, pero luego note que había 2 clases de animales, los que caminan en 2 patas, se visten, hablan y actúan como humanos y los animales comunes, de esos que caminan en 4 patas no hablan y esas cosas. Eso ya explica de donde viene esa carne, pero... Es raro ver a un conejo humanoide cargar a uno normal y tratarlo como mascota... Mientras divagaba en mi pensamiento sobre lo raro de los animales, el jaguar lo noto y hablo, llevaba todo el camino sin decir ninguna palabra, yo solo lo seguía.
Quetzal- Sé lo que estás pensando... No... No somos animales, solo nos vemos como uno.
Por supuesto esto me dejo muy sorprendida, ¿Cómo puedes verte tanto como un animal, pero a la vez no serlo? Creo que mi expresión de confusión era muy notable, porque él me miró de reojo, suspiro y se volteó a verme para luego entrar en una explicación.
Quetzal- Nuestros antepasados fueron humanos, alguna vez, sabes... Pero querían ocultarse de alguien que quería quitarlos del mundo. No me preguntes que era porque no lo sé. Creían que al ocultarse con el disfraz de un ser inocente como los son los animales, esa cosa ya no vería su maldad humana. Por supuesto que no era tonto.
Ahora nos quedamos así, ya no tenemos alma, si morimos dejamos de existir, no queda nada de nosotros a diferencia de una persona normal, que tú sabes a qué lugares puede llegar su alma.
Muchos suponen que nos consideraba una plaga para este bello mundo y quería quitarnos de en medio, pero somos tercos y nos quedamos de todas formas, ahora aquí estamos, sin ser seres humanos, solo un ser sin alma que imita el aspecto de un animal... Tal vez por eso el mundo aún sigue sucio...
Resalto de alegría y dijo. AL MENOS NO ESTAMOS COMO EL VIEJO CONTINENTE, no puedes ni caminar ahí, es un asco, aquí estamos más limpios. Mientras continuo con la caminata.
Por supuesto, yo no entendí nada de nada. Pero hice como que entendí por qué ya tenía demasiadas dudas como para agregar más a mi pequeña cabeza, al rato las olvidaría.
Quetzal- Muy bien, hemos llegado.
Había lagunas en el lugar, todas se conectaban, defendían como de un río de la montaña, en pequeñas lagunas en toda la colina, unas eran más grandes que otras, había un par de personas animales y se notaba el vapor, el agua. ¡Ah! También, había dibujos en hojas que tenían una marca roja, tal vez señales de lo que no debes hacer. Por supuesto, los árboles y flores no podían faltar.
Quetzal- Mira esa casucha de haya, ahí te darán un traje para bañarte y una prenda para secarte, ellos ya calcularán tu medida.
Asentí y caminé al lugar que él mencionó, en un caminito de piedra, mientras me alejaba logre escucharlo decir en vos baja.
Se parece mucho a le, me pregunto si será el familiar que él mencionó.
Tengo una sospecha, de que mi hermano paso por aquí...
Con el traje puesto entre a una de las lagunas, el agua era cálida y tranquila, jamás en mi vida vi una agua tan cristalina, me sentía tan relajada, estaba cerrando los ojos cuando el jaguar se me acerco, me sobresalte mucho, porque... Bueno, sé que no lo mencione antes, pero... él siempre tiene una cara de... Como estar enojado. Aunque su voz se escucha serena y tranquila, es como si la voz te dice que está calmado y contento, pero la cara te dice que está encabronado.
Quetzal- Si te duermes te quedarás como pasa. Ten, te traje una bebida, como la tarjeta dice que nada de exótico, así que te traje algo simple.
La verdad, estaba muy rica. Mientras me relajaba el continuo hablando sentado en la orilla de la laguna.
Quetzal- Soy un recolector real, tengo el deber de... Bueno, recolectar una flor especial para el rey, él la trata y la lleva al lugar de ayuda para los enfermos, aunque últimamente no he visto ninguna, estoy comenzando a preocuparme...
Justo en ese momento llego una gatita con un rostro serio.
La gata- Quetzal, te he estado buscando. Ayabi quiere que busques a la niña humana, es hora de su do... Oh, ya estás con ella, perfecto, llévala al lugar de salud.
No me gustan las agujas...
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Aftesder
HorrorUna historia original e ilustrada que cuenta la aventura de Nini, una niña que vive en un mundo arrasado por las guerreras.