O3 | "para los nuevos agentes" | one-shot (⚠️)

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El ruido del motor alcanzando su punto crítico llena sus oídos mientras amenaza al pedal con la fuerte presión de su pie. Quiere sacar los pensamientos negativos de su cabeza, tal vez hacerse una especie de lobotomía casera a base de su propia mano y cambiar su cerebro. Era un interesante anhelo, pero nunca podría llevarlo a cabo.

La sensación de reconocimiento la invade cuando dobla a la izquierda y se encuentra con la casi nula vista de las rejas extrañamente abiertas de la base, su segunda casa. Se obliga a entrecerrar un poco su par de ojos azules, apegándose más al volante en un intento de burlar el manto de la luz nocturna.

Frena en seco en una decisión apoderada por el desespero, apresurándose a abrir la puerta con dedos temblorosos y casi tropezándose cuando sus botas tácticas hacen contacto con el asfalto. Comienza a correr en los pocos metros que le quedan para llegar a su destino, sintiendo sus piernas temblar pero ambas siendo lo suficiente obstinadas como para atreverse a interrumpir su arduo trabajo.

Escucha su propia respiración, sus propios latidos, y se siente como si la sangre se le descarillara de las venas. Vuelve a casi tropezar cuando la cabeza le da un par de vueltas, los nervios haciéndola sentir mareada, el picor en su garganta y nariz llevándose parte de su concentración pero se aferra a esa facultad con cada rincón de su voluntad mental.
Vuelve a analizarlo: el pecho le sube y baja con mucha rapidez, siente que va a sufrir algún tipo de ataque cardíaco cuando se da cuenta que la ansiedad la está sobrellevando, pero intenta convencerse a sí misma que está exagerando.

Cuando atraviesa el par de rejas sabe que ha llegado donde quiere estar, y se deja caer de rodillas al suelo. No tiene tiempo ni de soltar un gemido de dolor, pues sus manos se aferran a la superficie con odio, la suciedad alojándose por debajo de sus uñas mientras se concentra en regular su respiración, aprovechando el período en el cual no tiene la valentía de ver lo que tiene enfrente.

Intenta ignorar los obvios sollozos y quejidos de diversos agentes a su alrededor, apretando la mandíbula con fuerza. Aparta a su trenza cobriza del contacto contra su mejilla en un movimiento brusco, molesta, y la yema de sus dedos se pone levemente húmeda ante el breve contacto. Fue ahí donde se dio cuenta que había roto en llanto inconscientemente.

- Alanna.... - escuchó la voz quebrada del agente Sallow, su oído izquierdo captándola primero. - Los jefes... Ellos estaban... - no puede terminar de hablar, las lágrimas le ganan y se las limpia con debilidad. - Estaban adentro.

Las palabras retumban en su cabeza. Rebotan por cada parte de su alma si es que aún no se había separado de su cuerpo con tal noticia. De repente tiene unas inmensas nauseas, y un fuerte nudo se forma tanto en su estómago como en su garganta, dejándola sin palabras.

No tiene la suficiente valentía, tampoco se siente preparada, pero se obliga a elevar la cabeza temblorosamente y clavar sus aguados ojos azules en la escena frente suya. Se lleva ambas manos a la boca en absoluto horror ante la vista... Las ventanas de vidrio laminado habían estallado en mil pedazos filosos, algunos siendo armas de asesinatos. Los restos de puertas blindadas convertidos en hojas de metal retorcidas se podían ver desde el exterior, desde la gran puerta de entrada agujereada y hecha trizas... El olor a plástico quemado llegando a sus fosas nasales es un sutil recordatorio de que lo que está ocurriendo es verdad.

Víctima de una emboscada, la base del Buró Federal de Investigaciones se había reducido a polvo, trizas, agujeros y tragedia.

Tal vez lo que más le había roto el corazón a Monnier por los pasados minutos era que todos esperaban en un pactado silencio alguna señal de vida en medio de la oscuridad y el humo, pero el único ruido vivo que se escuchaba ni siquiera era humano... Sólo podían oír con un mal sabor de boca el como los cuervos graznaban para marcar su presencia en medio de la muda muchedumbre nocturna.

VOLKACIO : one-shots, drabbles & headcanonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora