Twenty-one

162 16 8
                                    

Los días pasaban tan lento que eran una tortura para Minho

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los días pasaban tan lento que eran una tortura para Minho. No saber nada de Jisung lo ponía jodidamente mal, ahora no tenía nada que le ayudará, ni un micrófono, una dirección, nada. Estaba en la jodida mierda y lo desesperaba aún más.

Minhee, el padre de Jisung, estaba más que dolido y decepcionado de sí mismo por no haber podido aportar algo realmente. Las cosas en el negocio estaban bastante tensas. La primera semana era crucial, no podían hacer movimientos pero tampoco podían quedarse sin hacer nada, y claro que tuvieron bajas, Jeongin se encargó de asesinar a los escuadrones internos que se comunicaban con Jisung y su equipo. De echo, no saben nada de Felix y Jeongin. Está más que claro que Yang se lo llevó a quién sabe dónde.

Y Jisung, bueno, él...

Han escupió la sangre que salía de su boca con furia, miraba a Hyunjin frente a él, quién tenía una sonrisa de lado; se removía con brusquedad de la silla en la que estaba, sus manos atadas atrás de la silla no ayudaban realmente.

-Eres un idiota, Hwang, ¿Para esto me querías? Llevo siete putos días con la misma rutina y siempre termino aquí-dijo aquello frustrado, retándolo con la mirada. Jamás se iba a doblegar ante alguien tan miserable.

-Tú te lo has ganado bonito. créeme, me duele más a mí que a ti, odio lastimar tu hermoso rostro; pero, ¡Agh! No cedes, mi amor, necesito que cooperes. ¿Sabés cuántos mercenarios desearían tenerte así? Tan vulnerable y fácil de joder, sólo de pensarlo me invaden las ganas de follarte. Y no tardaré en hacerlo si no aceptas pasarme el 50% de los derechos de tu empresa y me cedas todas tus plazas.

-Eres un hijo de puta... ¿Acaso no eres capaz de crear tu propio imperio que andas mendigando por las sobras?

-No Jisung, tu no lo entiendes... Tu tienes la plaza de Seúl, Busan, Daegu, Incheon y Daejeon, las más importantes de todo Corea, tu eres el jefe de jefes, tu eres el que mueve todo, tu vendes y cruzas, tienes contactos con la DEA y con el gobierno, si yo estoy al mando puedo hacer más de lo que tú ya has hecho, expandirnos más al extranjero, tu sabes que las cosas en Corea se están poniendo tensas con el cambio de presidente, nos está jodiendo y necesitamos más reservas en caso de que llegue a decomisar mercancía y los invernaderos.-dijo mientras señalaba todo en un mapa que tenía en una pizarra.

-¿Aún no lo entiendes Hwang? Ellos confían en mí, un cambio de jefe es un cambio de negocios, el juego cambia, no todos trabajarán contigo y puede que no estén de acuerdo con tus modos de trabajar y eso va a comenzar una guerra de mafias, yo tengo controlados a los que lideran los demás territorios mediante un acuerdo en el que todos ganamos, nadie se mete en los territorios de los demás, si hay un cambio de jefes sin haberlo hablado con ellos se hará una disputa del por qué tu y no cualquiera de ellos, todos son jefes pero quieren ser el jefe de jefes, ¿Lo comprendes? No puede llegar alguien a liderar simplemente por sus huevos-le dijo ya irritado, esa situación le cansaba, no iba a ceder tan fácil lo que tanto le costó a él conseguir ni aunque lo matará, su padre era el que quedaría a cargo directamente si es que su deceso llegará más pronto de lo esperado, pero aún no podía dejar que lo asesinara, había echo una promesa con Minho, no podía dejarlo y no estaba dispuesto a hacerlo aún si tenía que soportar a Hwang un poco más de tiempo.

❝Mafia❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora