La caída no había sido tan fuerte, no obstante, para cuando abrió los ojos, Rose no podía creer en donde se encontraba.
Se trataba de un bosque de árboles tan altos que parecían tocar el cielo. Cada uno de estos tenía hojas de diferentes colores, lo que también hacía que su aroma variase el uno del otro: había algunos árboles que emanaban el aroma a pimienta, otros a tierra mojada, algunos a pan recién hecho e incluso había los que olían a galletas recién horneadas. Pero lo más curioso de aquel entorno eran las pequeñas figuras que brincaban de un lado a otro, destilando sus luces fosforescentes, mientras se escondían de la recién llegada.
––Muy bien, muy bien, ¿qué pasa aquí? –– dijo una voz que Rose no supo identificar al principio, hasta que, repentinamente, una serpiente dorada, con tintes purpúreos, apareció de arrastrándose entre los hongos que parecían ser las casas de aquellas diminutas creaturas de colores variados.
"Parece que le tienen mucho respeto" pensó la niña referente a la figura de la serpiente, sin entender que había sido ella quien había hablado hace apenas unos segundos. Ahora imagínate su reacción, querido autor, al ver como la serpiente se le iba acercando con mucha seguridad, hasta llegar a levantarse a su altura y retomar su diálogo.
––Así que ha aparecido otro niño humano... –– siseó el reptil––. Dime niña, ¿cómo te llamas?
Rose la miró dubitativa por unos largos segundos.
––¿Me está hablando a mí?
La serpiente, a su forma, enarcó una ceja.
––¿Acaso hay otra humana detrás de ti?
Rose, por si las dudas, revisó a sus espaldas, pero no se encontró con nadie.
––Sí, niña–– le volvió a decir la serpiente, quien comenzaba a perder la paciencia––, te estoy hablando a ti.
––Ah... bueno... me llamo Rose.
Por alguna extraña razón, las creaturas que observaban dicha conversación comenzaron a murmurar, consiguiendo que la serpiente las callara de forma abrupta.
––Dime, Rose, ¿a qué has venido al Marabellum?
––¿Al qué?
La serpiente se sobó su frente con la punta de su cola.
––Ma-ra-be-llum. Al reino de los sueños.
––¿Así se llama el lugar en el que estoy?
Unas risillas, cual campanillas, comenzaron a llenar el aire.
––Perdón–– dijo la niña, bajando sus ojos vidriosos al suelo––. Es que... solo estoy buscando a mi hermano... él abrió un baúl y...
––¿Tu hermano es Jack? –– preguntó la serpiente de forma apremiante.
––¡Sí! –– exclamó Rose––. ¿Lo ha visto?
––¡¿Qué si lo he visto?! ¡Ja! Tu hermano es famoso en todo el reino.
––¿Enserio?
––Enserio, niña–– siseó esta––. No lleva ni tres días en el castillo del Rey Cuervo y ya intentó robar su corona.
––¡¿Qué?! ¡Mi hermano jamás haría tal cosa!
––¡Pues lo hizo y hay testigos! ¡Yo soy uno de ellos!
––¡¿Pero por qué lo haría?!
––Por el simple hecho de que, si conseguía robar la corona, él sería nombrado Rey de Marabellum. Pero ahora, por su delito, será condenado a pasar cien años en prisión.
––¡Cien años! –– gritó Rose, dejando un eco que se repitió por todo el bosque––. ¡Nadie vive cien años!
––Pues ese es el castigo, niña–– reiteró la serpiente––. Si quieres anularlo, tendrás que ir a hablar con el rey, pero te advierto, él no es una persona fácil con la que tratar.
––¡No me importa! ¡Haré lo que haga falta para salvar a mi hermano!
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LA NIÑA, LA SERPIENTE Y LA ROSA
FantasyRose y Jack son dos hermanitos quienes a raíz de la enfermedad de su papá (COVID) son enviados a la tétrica casa de su abuela, en donde encuentran un baúl con un mundo mágico en su interior.