CAPÍTULO XXII UN NUEVO COMIENZO

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Las lágrimas de Rose resbalaban con delicadeza por su rostro, mientras que al tocar el suelo se convertían en perlas.

––Tranquila–– le susurró el rey, mientras se las limpiaba con un amable gesto de la mano––. No llores o te arrugaras como una pasa.

Rose no pudo evitar sonreír ante dicha broma, pero el Hada Mayor, aparentemente inquieta por la situación, exigió que uno de los dos caminara hacía la puerta de madera que había aparecido frente a ellos.

––¿Qué pasará con el que se quede? –– preguntó Rose, intentando calmar sus sollozos.

––Eso no ha de importarle a quien se vaya.

––Pero...

Antes de que Rose pudiera seguir interrogando al Hada, el rey la besó en los labios, para luego susurrarle al oído:

––Todo estará bien.

Desconcertada por el beso, Rose se le quedó mirando con sus enormes ojos castaños, cuando este, sin avisar, la empujó por la puerta de madera, dejándola caer a un oscuro abismo.

––¡Rose! ¡Rose! ¿Ya despertaste?

La voz infantil de Jack la hizo brincar de un salto.

Se encontraba de vuelta en casa y Jack... ¡Jack aún era un niño!

––¿Cuánto tiempo ha pasado?

––¡Llevas dormida toda la tarde y ya tengo hambre! Amalia dice que no me va a dar de cenar si tu no bajas.

Rose lo observó por unos segundos, hasta que se echó sobre su hermano, a quien abrazaba y besaba simultáneamente, mientras lloraba con todas sus fuerzas.

––Pero ¿qué pasa aquí? –– preguntó la abuela, quien se encontraba en el rellano de la puerta––. ¿A qué se debe todo este escándalo?

Sin pensarlo si quiera, Rose corrió hasta su abuela, a quien abrazo de sus faldas, causando que la mujer primero se mostrara confundida, hasta que, con muchos trabajos, se inclinó un poco ante su nieta y comenzó a enjugarle las lágrimas.

––Ya, ya, que se te arrugará la cara como a una pasa. Bajemos todos a cenar juntos, les tengo buenas noticias.

Para sorpresa de los niños, la abuela, durante aquella cena de pizzas y brownies, mostró el lado maternal que había estado ocultando, pues el miedo a perder a uno de sus hijos la había atormentado tanto, que no supo cómo tratar a sus nietos sin causarles temor.

Por otro lado, la buena noticia que les tenía a los niños era que ese fin de semana, sus papás llegarían a por ellos, lo cual, según lo que Rose pudo notar, entristeció a la mujer, y la niña creyó saber por qué, pues no pudo evitar sentirse triste ante la idea de dejar a aquella anciana sola en esa casona, lo que la hizo prometerle que irían más seguido a visitarla, obteniendo una sonrisa de oreja a oreja por parte de su abuela.

Aquella noche, mientras Rose se preparaba para dormir, le preguntó a Jack que si recordaba el lugar al que había ido dentro del baúl, pero su hermano no se acordaba de nada, ni siquiera del baúl, por lo que Rose, desilusionada por pensar que todo aquello había sido un simple sueño, se fue a dormir, cuando entre vuelta y vuelta, se percató de que aun traía puesto el anillo en forma de rosa, que el Rey Cuervo le había obsequiado.

Muchos años después, Rose se convirtió en una famosa escritora gracias a todos los libros infantiles que había publicado, usando de inspiración aquel "sueño" que había tenido cuando niña, pues, aunque para ella era un recuerdo lleno de amor y nostalgia, jamás se había atrevido a contárselo a nadie, por lo que siempre aludía la inspiración de sus historias como "sacadas de un sueño".

Durante una tarde de primavera, mientras se encontraba en una pequeña librería de su ciudad, en donde había sido invitada a la firma de su último libro, Rose se encontraba tan concentrada en atender a todos, que no se percató de la silueta que se acercó con cautela y le extendió una copia de su libro, sin decir palabra alguna.

Rose tomó el ejemplar y al abrirlo, sin levantar la vista del libro, le preguntó al sujeto:

––¿Para quién lo firmo?

––Para el Rey Cuervo, por favor.

FIN

Este libro se lo dedico a todos los adultos con alma de niños. Busquemos maravillarnos con el mundo que nos rodea, a través de la belleza de las cosas cotidianas.

Natalia GP Zavala

Natalia GP Zavala

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¡GRACIAS!

LA NIÑA, LA SERPIENTE Y LA ROSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora