Capitulo 1

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Kangin y Kyungsoo corrían a través de los pasillos, Namjoon corría tras ellos.

Ellos rodearon la esquina y volaron hacia la recámara de Kangin, cerrando la puerta con llave.

—Eso fue divertido. —Kyungsoo cayó al suelo riéndose.

Kangin se reía graciosamente junto a él. —¿Viste su cara?

—Invaluable. No podemos evitar que no encontrara divertido tener mayonesa en su pastel en lugar de crema —se carcajeó más fuerte.

—Esa fue buena travesura —Kangin agregó—. Hey, ¿Quién tomó libro?

—¿Qué libro?— Kyungsoo se levantó del piso.

Kangin trató de recordar dónde había dejado su libro. No estaba en la cama donde él recordaba que lo había dejado. —Mi libro, lo dejé en la cama.

—Yo te ayudo a buscarlo.

Buscaron por todo el cuarto y no lo encontraron por ningún lado. Quizás lo llevó al estudio.

—Lo dejé aquí —Kangin señaló la mesita de noche.

—¿Se lo prestaste a alguien?— Kyungsoo preguntó mientras buscaba debajo de la cama.

Kangin se levantó del suelo y levantó los brazos. —¿Quién puede leer?

—Buen punto.

Solo porque no recordaba haber sacado el libro no significaba que no lo hubiera hecho. Kangin a menudo hacía cosas sin pensar, solo pensaba en eso después—algunas veces demasiado tarde cuando su trasero ya estaba en problemas.

Abrió el cajón de la cómoda y sacaba la ropa, alguna cayó al suelo mientras buscaba el precioso libro que Seokjin le había dado. Se rascó la cabeza. Kangin se giró y vio el lio en el suelo, esperando haber pasado algo.

—No levantaré esto —Kyungsoo señaló el lio.

No había nada, solo jeans y ropa interior.

Se puso en cuatro patas mientras buscaba bajo la mesa de noche. ¡Nada del maldito libro! Kangin se frustró, ya no había dónde buscar.

—Mi estúpida suerte, no encuentro libro —le dijo a Kyungsoo bufando.

Sus pensamientos vagaron a Japón y a su vida ahí mientras buscaba en su armario, lanzando todo fuera de los anaqueles.

Su primo Eunhyuk lo había rescatado más veces de las que podía contar. Él siempre confiaba en lo que la gente le decía y los seguía ciegamente. Nueve de diez veces terminaba arrepintiéndose. Kangin no podía evitarlo. La gente debería de ser honesta como él.

Quizás porque él estaba tan desesperado por tener amigos saltaba al primer signo antes de que realmente pensara en eso. La gente en Japón nunca realmente quería ser su amigo. Ellos querían aprovecharse del ingenuo Kangin, del confiado Kangin, del Kangin que se veía como chica.

Kangin sabía eso, aun así él seguía confiando en la gente, esperando que uno de esos bravucones quisiera ser su amigo. Él deseaba que alguno de ellos se sintiera mal por lo que le hacían y vieran a Kangin como algo más que un blanco fácil.

Nadie lo había hecho. Ellos lo trataban como a un tipo que ellos podían empujar, del que podrían reírse y burlarse. Algunos incluso lo habían tirado al suelo. Eso enojaba a Kangin. Solo porque ellos decían que él era diferente no tenían derecho a tratarlo de esa manera.

—Podemos buscar abajo —Kyungsoo sugirió.

—Esperamos Namjoon irse. —Kangin entreabrió la puerta y se asomó. El pasillo estaba vacío así que Kyungsoo y él dejaron el cuarto.

Manada Park #7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora