● Estrellas ●

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1983/21/09

—Alaska, donde carajos estamos y por tengo los ojos vendados— gruñó con fastidio, aparte de estar en un lugar donde te mueres del frío no ves nada,
que dicha, no?

—Es una sorpresa— Dijo guiando con cuidado al más bajo hasta una colina.—llegamos— quitó la venda de los ojos verdes para visualizar un hermoso cielo estrellado con auroras boreales.

—Ta daaaaaa☆— señaló el cielo con una enorme sonrisa.

—Es hermoso— Habían demasiadas estrellas que no podían ser contadas, la vista era mejorada con el paisaje terrestre. Las montañas y la nieve le daban ese toque surrealista.

—¿Te gustó la sorpresa?— Preguntó mirando al zuliano quien tenía la mirada en el paisaje.
Volteo a ver a los ojos azules que le daban ganando vivir para dedicarle una sonrisa.

—Me encantó...... es tan...hermoso — ambos miraron por un rato el hermoso cielo mientras contaban anécdotas qué le pasaron ese año.

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—Entonces, Caracas salto del techo y se rompió el brazo.

—¿De verdad Caracas hizo eso? Jaja, no me lo tomes a mal pero Caracas es muy....

—Idiota? Tranquilo yo también pienso lo mismo— Miró al cielo que parecía que las estrellas danzaba dándole una idea al estadounidense.

—Bailemos— se paró dándole la mano la cual fue aceptada con cariño.

Ambos se acomodaron tomándose de las mano y poniendo las otras encima de sus hombros. Se empezaron a mover torpemente y sin coordinación pero pronto ya estaban mas al compás.

—Te acuerdas cuando nos hicimos novios? lloraste como magdalena—Replicó con burla Alaska.

—¿Enserio?— cuestionó. —Yo no recuerdo nada de eso.

El alaskeño soltó risas recordando ese día —Vamos di que lo recuerdas—animó. — Fue un 21 de septiembre.

Una sonrisa sutil se colo en el rostro del latino.

—Feliz aniversario, As— felicito el más pequeño. Sus ojos tenían un brillo que ni siquiera la piedra más preciosa y brillante lo igualaba.

—Feliz aniversario, Zuli.
Se agachó un poco y beso con pasión al ojis verdes.


Ambos recordaban como fue qué oficializaron su relación con un beso, su primer beso juntos. Fue algo que ninguno de los dos esperó del otro.

Donde se sentía las temperaturas diferentes en sus cuerpos dándole calor y frío. En este momento la misma sensación volvían, separándose por la falta de aire los dos se miraron a los ojos para sonreír.

—Volvamos a casa que el frío me está matando— Dijo separándose del muchacho para abrazarse a si mismo.

—Está bien , ten toma mi abrigo— ofreció.

—Gracias— Recibido el abrigo oliendo la colonia masculina que utilizaba la ex ciudad rusa.—¿Qué quiere cenar hoy? Yo cocino.

—No se....... tal vez esas empanadas qué tu haces— Propuso.
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Esa noche fue inolvidable para los dos.

Espero que le haya gustado.

[Posdata:Este capítulo fue re-escrito, cambio un poco los diálogos y varios errores fueron corregidos, si ves algún error ortográfico sos libre de avisar. 20/07/2024]

°•Alaska Y Zulia•° Un Amor De Temperatura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora