Capítulo 12

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Jisung ni siquiera sabía qué decir o qué hacer mientras caminaba a un costado de Minho; se encontraban en un parque, después de ponerse de acuerdo y visitar dicho lugar ante la popularidad que tenía en los últimos días, habían decidido verse ahí p...

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Jisung ni siquiera sabía qué decir o qué hacer mientras caminaba a un costado de Minho; se encontraban en un parque, después de ponerse de acuerdo y visitar dicho lugar ante la popularidad que tenía en los últimos días, habían decidido verse ahí para pasar la tarde juntos. Ahora, caminando tan juntos que sus hombros rozaban, separándose cada poco ante los nervios de estar juntos.

El castaño ni siquiera sabía que decir, después de un saludo un tanto incómodo donde no sabían si chocar las manos, abrazarse o mantenerse en solo un saludo a la distancia, habían sido un par de extremidades chocando entre sí mientras se inclinaban para un beso en la mejilla del contrario, logrando que se incomodaran por el torpe gesto de los dos.

Minho mantenía sus manos guardadas en los bolsillos de su chaqueta, a su lado Jisung mantenía sus brazos detrás de su espalda mientras observaba a su alrededor, buscando algo interesante por hacer. El azabache tuvo una idea cuando visualizó un pequeño local de helados, por lo que señaló el lugar con una sonrisa.

— ¿Qué te parece un helado? — Cuestionó con el afán de romper el hielo.

Un helado no se le negaba a nadie, podía ser un buen indicio para dejar la incomodidad a un lado, así que no desaprovecharía la oportunidad que se le estaba presentando.

— Claro. — Jisung sonrió, siendo guiado hasta el local.

El lugar era pequeño, ni siquiera había mesas o compartimentos para comer ahí, tomándolo como un indicio que luego tendrían que buscar un lugar para comer. Minho fue el primero en ingresar, saludando a la muchacha que estaba atendiendo, bajando la mirada para observar los diversos sabores que había por probar.

— ¿De qué quieres tu helado, Jisunggie? — El apodo salió de manera natural, sin percatarse de la expresión de sorpresa del castaño.

El mencionado se recuperó con rápidez, inclinándose a un lado para observar de igual manera. — No estoy seguro, no soy bueno con los sabores.

— ¿Cuál es el que pides siempre? — Arqueó una ceja en su dirección.

— Vainilla y fresa.

Minho bufó, divertido. — Tienes una pésima percepción para los sabores.

En lugar de que Jisung pudiera estar indignado, el azabache se adelantó en ordenar ambos helados, siendo la muchacha rápida para comenzar a preparar su pedido. Jisung lo observó aún con el ceño fruncido, siendo de Minho desatendido con su reacción.

— ¿Y el helado de galletas es mejor que la de vainilla? — Comentó, haciendo énfasis en el sabor que el contrario escogió.

— Créeme, cualquier sabor es superior sobre el de vainilla, fresa o chocolate. — Se cruzó de brazos, satisfecho con su pedido.

Jisung fingió entender sus palabras, rodando los ojos mientras seguía observando los demás sabores. El mismo se consideraba muy tradicional con las cosas, jamás experimentaba más allá de las opciones que le eran dadas, ¿Por qué experimentar y no irse por algo que ya conocía? Pero aquello de alguna manera le cerraba a nuevas cosas, algo que resentía a veces.

Cuando la muchacha entregó los dos conos de helado, Minho le agradeció antes de tenderle uno a Jisung y salir del local, buscando una banca cercana para poder degustar del helado. Jisung dió el primer bocado y se sorprendió ante el exquisito sabor, no al que ya estaba acostumbrado al comer helado, aquel sabía a gloria por el simple hecho de no haberlo probado jamás. Minho observó su expresión, satisfecho por verlo sonreír mientras seguía comiendo del cono como si fuera interminable.

— Cuéntame, ¿Tienes mascotas? — Cuestionó, recargando su espalda contra el respaldo de la banca.

El castaño asintió. — Tengo un perro pomerania, se llama Bbama. ¿No te tocó verlo cuando hacías entregas en mi departamento?

Minho trató de recordarlo, pero su mala memoria falló. — No recuerdo, ¿Cuánto tiempo tienes con él?

— Demasiado, ya son años desde que lo adopté. Es un buen perro, probablemente es mi único amigo desde hace muchos años, el realmente me escucha en todo y sigue ahí sin quejarse.

Ambos sonrieron, el azabache escuchando encantado a Jisung mientras este seguía parloteando de su perro sin cesar, contando diversos experiencias divertidas desde que lo adoptó hasta la actualidad; Minho quiso poder entender aquella sensación que tenía el castaño por el perro, posiblemente debería de considerar en adoptar a uno en los próximos meses.

Estaba tan sumergido en observar al castaño, que cuando notó como un mechón de su cabello se instaló sobre su frente y este parecía no importarle mientras seguía hablando, Minho sintió la necesidad de apartarlo de su rostro. Se inclinó sobre Jisung, alzando su mano para recoger el mechón entre sus dedos y lo dejó detrás de su oreja, sorprendiendo al castaño por su acción.

Jisung se quedó en silencio, acostumbrándose a su cercanía hasta que se apartó, Minho volvió a su lugar sonriéndole y seguía degustando de su cono, desconcertándolo. ¿Qué había sido aquello? Había sido tan repentino que aún no lograba adaptarse al hormigueo que sentía en la zona por el tacto ajeno.

— ¿Qué pasa? — Cuestionó cuando ya no siguió hablando, esperando a que prosiguiera con su historia.

— ¿Qué? Oh, claro... — Jisung volvió a la realidad, sonrojándose ante su evidente silencio.

El azabache retuvo una carcajada ante la reacción de Jisung, prestándole atención a su nuevo relato hasta que sus conos terminaron y solo se quedaron con las servilletas entre sus manos. El rato había pasado volando, no se habían movido de ahí en toda la tarde hasta que el sol se había ido y el parque había quedado cada vez más desolado; era el momento de irse, pero estaban hablando tan animadamente que ninguno de los dos quería despedirse de aquella cita.

Se levantaron rumbo a la salida del parque, donde esperarían en la parada del autobús para dirigirse cada quien a su casa. El silencio se volvió a tornar entre ellos, pero ahora no resultaba incómodo como al inicio, solo estaban reacios a despedirse.

— Entonces, supongo que es momento de despedirse. — Mencionó Jisung cuando pudo visualizar su autobús acercarse.

— Así es, espero que llegues seguro a tu departamento, avísame cualquier cosa. — Señaló
su propio celular.

— Claro. — Asintió, sin estar seguro de cómo despedirse. Titubeó al principio, pero a diferencia de cuando se saludaron, ahora fue Minho quien tomó la iniciativa necesaria para inclinarse y depositar un beso sobre su mejilla.

No tuvo tiempo para procesar el acto, puesto que el autobús llegó y Minho lo empujó por la espalda para que subiera, no fue hasta que tomó asiento y vió al azabache despedirlo con un gesto de mano hasta que el autobús dió marcha, alejándose por la calzada.

La cita había concluido con éxito, ambos jóvenes regresando a sus hogares totalmente felices por haber compartido de su tiempo con el otro. Ahora, ansiaban poder saber lo que se avecinaría a partir de aquel momento.

 Ahora, ansiaban poder saber lo que se avecinaría a partir de aquel momento

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Delivery Boy - Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora