-"Capitulo 009"-

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✧༢.♡⃡  🌷 "¿Perdón pa que?, se que no es sincero conociéndote y aunque pude sola te necesite, haz de siempre desaparécete. " ミ𓆸 ༢.

La llamada fue breve, Kuku apenas pudo expresarse correctamente entre la ansiedad y el llanto, pero lo que dijo fue suficiente para que Fran saliera inmediatamente hacia su casa, sin importar la hora ni las circunstancias climáticas. Llegó en poco tiempo y esta vez, Kuku la estaba esperando afuera de su casa, cuando lo vio Francisco corrió a él y lo abrazó con todas las fuerzas que puedo sacar de su cuerpo.

Era un abrazo poco convencional, a través de este Romero le aseguraba que no importaba de que se tratase por lo que estuviera pasando, que tan difícil y confuso sea, él estaba allí de forma incondicional para acompañarlo y ayudarlo en lo que pudiese.

Era de esos abrazos que Kuku no recordaba haber recibido nunca.

Sin decir nada entraron a la casa, Kuku le presto algo de ropa a Fran para que se cambiara, pues las suyas estaban empapadas por el temporal. Estuvieron un buen tiempo sumergidos en el silencio y oscuridad de la cocina nuevamente, esta vez, ni la mente más creativa podría imaginar una melodía capaz de romper ese silencio.

—Prométeme que si me vuelvo loco... cuidarás de Juani — Pidió en un murmuro casi inaudible que hubiera pasado desapercibido si no fuera por el sepulcral silencio que había y la total atención que tenía Fran hacía el.

—Kuku, eso no va pasar... — Aseguró, mirándolo atenta y dulcemente.

—Prométemelo, por favor...

—Lo prometo, si llega a pasar, que no lo va a hacer, lo cuidaré como si fuera mi propio
hijo — Prometió.

—Perdón — Bajo la cabeza y sintió que las ganas de llorar volvían a crecer en él. — Venis acá a pesar de todo lo que pasó, ni siquiera soy capaz de explicarte que me pasa e incluso así te portas como ángel.

—No importa lo que pase, no me iré de
tu lado — Su mano acaricio la suya suavemente, hasta que la tomó con delicadeza. — Quiero escucharte, entiendo que ahora no sos capaz de contarme que paso así que me quedare hasta que puedas hacerlo y después de eso, tomaré mi decisión.

Aún con sus manos entrelazadas, Kuku se acercó y lo besó, esta vez, fue mas largo, pero también mucho más tierno, íntimo y puro, un pequeño momento que se hundía en la oscuridad y solo ellos podían experimentar.

—Te adoro — Acaricio los mechones más cortos y ondulados que crecían en la zona de su nuca. — Gracias por esta oportunidad.

•••

El resto de la noche,  Rorro abrazo a Kuku contra su pecho y acaricio su cabello dulcemente entre las sábanas de la cama del mayor, hasta que ambos pudieron quedarse dormidos.

En la madrugada, cuando no quedaban demasiadas horas para que amaneciera, Fran sintió el cuerpo de Kuku removerse y sentarse en un extremo de la cama, abrió los ojos, prendió la lámpara más cercana y se sentó.

𝗕𝗮𝗷𝗼 𝗲𝗹 𝗵𝗶𝗲𝗹𝗼 | Francisco Romero x Esteban KukuriczkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora