#Intenabo
Jack Conway era un hombre atractivo y eso lo sabia todos los habitantes de Los Santos, que su actitud le quitara casi todos sus puntos era otra cosa, pero siempre habrían personas que se enamorarían hasta de su forma de gritar, se grabaría el sonido de sus insultos en los oídos y el toque de sus golpes en la piel, Gustabo era uno de ellos, uno de los que suspiran cuando lo ven enloquecer mientras suelta golpes por doquier y la sangre mancha las paredes y las camisas blancas favoritas del super.
Tienen una historia con un trasfondo trágico, seguramente eso afectaría en la idea que tenía en su cabeza de el, eso y la cantidad de droga que consumía para no enloquecer y matar a quien tenga delante. Por eso eran el uno para el otro o al menos había algo en común que hacía que entendieran una mínima parte de sus vidas, que hacía más fácil convivir entre ellos, cuando se olvidaban de la escena en la iglesia.
En lo que respeta a Gustabo, Conway lo amaba y lo deseaba, lo hizo antes, cuatro años atrás, ¿Por qué sería diferente ahora?
El podía ver claramente como Conway lo seguía con la mirada, como siempre estaba al pendiente de el cuando se encontraban en una misma habitación y se veía molesto cuando lo tocaban de más, sus celos nunca fueron sutiles. El amor entre ellos se sentía claramente en cualquier lugar en el que estén ellos dos juntos, la atracción que los jalaba y los hacía sentir la necesidad de juntar sus manos, de tocarse mutuamente y nunca soltarse.
Gustabo no se consideró una persona que necesitaba tener sexo para vivir, en realidad si tenía sexo o no nunca fue importante, antes de llegar a los santos tuvo unos cuantos encuentros que realmente no disfruto, pero cuando llego a los santos y compartió la cama con Conway todo eso cambio, las sensaciones que sintió esa noche las recuerda como si hubiera sucedido ayer, podía recordar los sonidos que generaba con cada embestida y si miraba con mucha atención su espalda podía ver pequeñas y ya casi borradas cicatrices de las veces que Jack se Se había aferrado a su espalda.
Entonces no, Gustabo no es adicto al sexo, pero desde que volvió a ser libre y podía ver cada día al amor de su vida, sintió la lujuria crecer desde el fondo de su pecho y estaba llegando al punto donde su polla empezaba a ser traicionera, no podía seguir escondiéndose en el baño de comisaria cada que tenía una erección por ver a Conway con sus pantalones ajustados correr por todos lados, necesitaba liberarse y hacerse una paja no ayudaría, necesitaba ir a la fuente.
Pero acercarse a Jack Conway nunca fue fácil, siempre alerta, alejándolo cuando tenía la oportunidad pero sin evitar que sus ojos le mostraran la verdad, no podía borrar la mirada de cariño que le daba cuando estaban juntos y el tenía que aprovechar eso, tenía que aferrarse a lo poco que le quedaba y darlo todo para volver a ser merecedor de estar entre sus brazos.
Por suerte para él, Conway estaba igual o más desesperado que él. Gustabo llego a su turno matutino como todos los días, el superintendente no se encontraba de servicio aun pero sabía que al menos se lo toparía al final cuando acabaría su horario de trabajo, lo que no espero es que tres antes de irse a casa Conway se acercara al donde estaba procesando a un delincuente y se lo llevara casi arrastrando hacía su patrulla, no le dijo nada pero Gustabo entendió lo que le quería decir.
Hicieron un pequeño viaje de treinta minutos, se desviaron de la carretera hacia un lugar apartado y lleno de vegetación, estaciono la patrulla bajo un gran árbol frondoso que creaba una sombra suficiente para que la patrulla pudiera esconderse. Gustabo miro a su alrededor y cuando estaba a punto de quitarse el cinturón y preguntar que pasaba Conway se abalanzo contra el y le dio un beso necesitado, casi hambriento. Gustabo sin perder el tiempo lo sostuvo firmemente por el cuello y no permitió que se separara de el hasta que el mismo estuvo satisfecho.
Cuando lo dejo ir Conway respiro agitadamente y sus ojos se encontraban dilatados llenos de placer y si sus ojos no le fallaban su polla también estaba muy animada de estar con el.
-Mierda Conway. jadeo- Te extrañe.-
Sus rostros se encontraban cerca, tan cerca que sintión el aliento del otro chocar contra sus mejillas, por eso Gustabo no se perdió la mirada desconcertada de Conway, como si por un minuto se hubiera arrepentido de haberlo besado, pero el deseo y el amor gobernaban en su sangre.
-Eres un gilipollas- su respiración era agitada- Yo...-trago saliva- Yo también te extrañe gustabín- murmuro casi sin voz.
Gustabo sonoro mostrando todos sus dientes, estaba muy feliz y ahora con aquella declaración sabía muy bien que tenía que hacer.
-Vas a arrepentirte de decir eso- le acaricio el labio inferior con su dedo pulgar- Por que no te dejare ir otra vez.-
-Eso espero gustabín- saco su lengua para lamer su dedo- o no te habría traído aquí.-
- Joder, eres una adicción- Lo acerco al para besarlo de nuevo- ¿Por qué mejor no te agachas y me chupas la polla? extraño como se siente tu boca cubriéndome- susurro sobre sus labios.
Sin una respuesta Conway se estiro para poder activar la manija del asiento y así poder moverlo un poco hacia atrás y el pudiera acomodarse entre sus piernas. Su cuerpo era grande, que cupiera en ese espacio tan reducido y no le resultaría tan incomodo agacharse era casi un milagro pero no se quejaría.
Con sus manos rápidas desabrocho el cinturón que mantenía sujeto el pantalón del rubio, saco un poco de la camisa y la metió por debajo del chaleco que en ese momento no le importaba dejarlo puesto. Gustabo le ayuda levantando su cadera para que fuera más fácil retirar tanto el pantalón como sus bóxers.
Su polla dio un pequeño respingo y se quedó completamente erecta en dirección hacía el rostro de Conway que lo miraba como si fuera el postre más rico del planeta. El rubio sentía la sangre calentarle el rostro y el cuello pero no podía quitarle la mirada de encima a su jefe, al dueño de los santos que ahora mismo se encontraba besándole el pene y lamiéndolo como su paleta favorita, como extrañaba el poder que le hacía sentir tenerlo debajo de el.
Conway escupió en su mano y la esparció sobre todo el falo con movimientos constantes de arriba abajo aprovechando también el pre semen que conseguía con cada sacudida. Mantuvo esos movimientos hasta que la respiración de Gustabo se volvió agitada y enterró sus uñas en la tela de sus costados luchando para soportar las caricias, había pasado un largo tiempo.
Un gemido se escucho por todo el patrulla y seguramente fuera de el, Gustabo no pudo aguantar los gemidos roncos cuando Conway sin avisar se trago por completo aquel pedazo de carne. Sus dedos le dolían de lo fuerte que mantenía su agarre en el asiento y sentía que se ahogaba con cada succión que le daban, cambio su mirada al techo, cansado y sin pena dirección su mano hacía el cabello de Jack y lo pego hasta que sentía su nariz enterrada en su pelvis.
-Había olvidado lo bien que cabía mi polla en tu boca Conway- jadeo- Eres una ¡zorra!- grito cuando sintió como sus bolas eran apretadas.
Conway chupaba y absorbía todo lo que podía, sus ojos se encontraban llenos de lagrimas y su garganta escocia cada que sentía la punta del pene de Gustabo llegar hasta el fondo, pero lo amaba, amaba sentir que le faltaba aire y jodidamente amaba el olor que el rubio desprendía, su olor natural lo tenía drogado y quería sentir su corrida en su lengua.
Conway se separo por completo y sin importarle estar cubierto de saliva hablo con voz ronca- Córrete gustabín- jadeo- Se que quieres llenarme de tu semen- se rio con ironía- Siempre amaste eso-
Un escalofrío cubrió todo el cuerpo de García y le devolvió la sonrisa, le daría todo lo que quisiera a ese hombre. Tomándolo del pelo nuevamente lo obliga a tragar hasta el fondo su pene y manteniéndolo en un lugar empezo a dar embestidas erráticas y duras, podía ver las lágrimas recorrer las mejillas de Conway y lo amaba tanto.
Observa cada parte de Conway, desde su rostro rojo y lleno de saliva y su pre semen hasta como su camisa blanca que por la humedad de su sudor empezaba a transparentar su piel canela y sus pezones erectos. Sabía que no aguantaría más y dicho y hecho cuando regreso su mirada a los ojos de Conway no pudo evitar correrse con fuerza al ver sus ojos que le miraban fijamente mientras se acariciaba a si mismo.
El semen lleno la boca del superintendente y un poco le había manchado en la comisura de sus labios, saco el pene de su boca cuando había tragado lo suficiente y sabía que no se derramaría nada.
Las ventanas del patrulla se encontraban un poco empañadas y Gustabo podría morir ahí mismo y se iría feliz. Estaba a punto de dormirse cuando sintió un peso sobre su regazo y unos besos en su cuello, riendo con cariño atrapo entre sus brazos el cuerpo contrario.
-No se por que me quisiste de vuelta- le hablo al oído con un tono amoroso en su voz- Pero estoy muy feliz- acaricio la espalda contraría con la yema de sus dedos mientras lo llenaba de besos.
Conway se recostó en su hombro y se quedó mirando fijamente donde se encontraba la radio y su Tablet.
-Algún día...- murmuro mientras se escucho de fondo la conocida interferencia de la radio como si alguien hubiera querido hablar- Algún día te lo diré gustabín...Algún día-
Carol 04/03/24