LOVE ON WHEELS. - Charles Leclerc and Max Verstappen.

- The illegal. -

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4 de diciembre,
Liguria Italia📍.

Noa Bianchi.

Era el cuarto día de diciembre, el cuarto día que me estoy quedando aquí y el cuarto día que pasa lo mismo cada noche.

En estos cuatro días de estadía todos me trataron bien, no hay nadie que me falte el respeto o mucho menos que me trate con indiferencia. Todos me tratan bien aquí, son muy buenos conmigo y sobre todo, muy respetuosos.

Pero hay algo que no me está cuadrando aquí. Desde la primera noche siempre escuchaba ruidos como si alguien estuviera tratando de entrar o incluso de salir pero nunca le tome mucha importancia hasta que una noche había llegado a la conclusión de que esos ruidos eran provocados, no por un ladron, si no por Andy.

<‐<‐<‐Me encontraba un poco somnolienta por la enorme cantidad de sed que tenía, me levanté de la cama para ir hacía la puerta, abrí un poco esta y me acerqué a mirar por el pequeño espacio.

El pasillo estaba totalmente oscuro, no podía ver nada, abrí un poco más la puerta con cuidado de no hacer ruido y salí de la habitación.

A pasos rápidos pero silenciosos me acerqué a las escaleras para poder bajar a la planta baja. Parecía un conejo por las enormes zancadas que daba para bajar.

Al estar abajo escuché un ruido pero esta vez venia de la parte trasera de la casa, no le tomé importancia porque pensé que era mi imaginación y me fui a la cocina a servirme un vaso de agua, pero insistentemente volví a escuchar el ruido, agarre mi vaso y me dirigí hacia donde lo había escuchado por primera vez con cuidado de no hacer algún ruido que altere a lo que sea que esta tratando de entrar o salir.

Cuando llegué pude ver una silueta negra tratando de salir por la puerta trasera, me fijé un poco más y pude ver que era una mujer, llevaba una campera negra de cuero y unos shorts negros de cuero corto, su cabello estaba atado en una coleta alta y entonces escuché como maldecia porque su llave no entraba.

— Ahg, mierda. —dijo tratando de encajar las llaves en la puerta.

Mis ojos se abrieron se par en par al escuchar la voz de Andy.

¿Que mierda hacía ella aquí a altas horas de la noche?

— ¿Andy? —pregunté llamando su atención, ella rápidamente saltó del susto y se dio la vuelta.

— ¡Ay! Noa, eres tu casi me matas de un susto. —habló llevándose una mano a su pecho.

— Lo siento. —dije apenada pero luego volví a caer en cuenta de que ella estaba tratando de salir. — ¿Qué estabas haciendo? —pregunté apuntando la puerta con mi brazo derecho y ella me miro nerviosa.

— ¿Qué? ¿esto? —dijo alzando las llaves. — Estaba... ¿tu que haces aquí? —preguntó cambiando rápidamente de tema.

Frunci el ceño.

— Vine por agua. —le mostré el vaso.