UN AMOR DE VERANO. [TERMINADA]

Parte 3.

Subí a mi habitación y arreglé el cuarto a mi gusto. Ese día me acosté temprano. Me hubiera encantado ir a ese bar pero no iba a ir sola. Me tumbé en la cama y me puse a leer mi libro favorito "La chica del lago". Apenas eran las 9 cuando mi abuela entró por la puerta con una caja grande en las manos.

-¿Qué pasa abu? ¿Y qué es eso? –Dejé el libro en la mesilla mientras me sentaba bien en la cama.

-Esto es para ti pequeña. Anda sal un poquito, no te quedes aquí encerrada el primer día.-Se sentó en la cama y me dio la caja.

Abrí esta y me encontré con un gran vestido rojo. Oh dios, me encantaba.

Le di un gran abrazo y me arregle. Ese vestido me encantaba pero no lo veía para ese momento, así que preferí guardármelo para fin de año.

Salí de allí a las 11 y como estaba enfrente pues tarde apenas dos minutos.

Aquello era precioso. Mucha gente como era de esperar, luces, gente bebiendo, cantando... Me daba cosa estar allí sola, así que decidí darme la vuelta y volver.

Nada más salir me encontré con el chico de esta tarde.

-Hola de nuevo.-Sonrió.

-Hola, demasiada coincidencia, ¿no? –Reí levemente.

-Un poco solo. Pero, ¿te ibas ya?

-Sí, no conozco a nadie y no sabía qué hacer...-Me encogí de hombros.

-Vente con nosotros, seguro nos lo pasamos genial ya verás.-Me sonrió agarrándome la mano y entrando al bar.

-Vale.- Reí siguiéndole ya que estaba agarrada a su mano.

Nos lo pasamos muy bien, tenía que admitirlo. Si no hubiera aparecido, hace horas que estaría acostadita en mi cama. Todos sus amigos me cayeron genial, eran súper simpáticos.

Salimos de allí a las 5 de la mañana. Salieron todos un poquillo contentillos menos yo y el. Aún ni le había preguntado cómo se llamaba.

-Por cierto, me llamo Pablo.-Me siguió mientras andaba de vuelta a casa de mi abuela.

-Yo Elena. Encantada.- Reí levemente.

-Oye, vente, tengo que acompañar a estos locos a sus casas, luego si quieres te acompaño yo a la tuya.-Me agarró del brazo impidiendo que entrara.

Afirmé y nos fuimos andando calle abajo lentamente dejando a cada uno de sus amigos en sus casas. Entre risas, bromas y demás se nos hicieron más de las 9 de la mañana.