cap 1: No debo ser tocada.

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"Que crees que sea mi destino, Azumi?" Kyoko susurro a la mujer a su lado.

Azumi se quedó en silencio un rato mirando hacia la ventana del jinrikisha (carruaje japonés), ella estaba hermosa digno de la geisha superior de la Casa Yorokobi. Su maquillaje que resaltaba al máximo su hermoso rostro y su peinado elegante decorado con jollas finas regaladas por sus clientes más preciados y lo más importante su kimono color rosa que resaltaba su cabello negro.

Pensó Kyoko mientras espera su respuesta de parte de su madre.

"Nini-chan , nadie en esta vida podrá saber lo que de para el futuro, pero asegúrate de ser lo suficientemente astuta para que sea como desees" Kyoko solo asintió satisfecha con su respuesta disfrutando de las caricias de su madre.

Creció con mucho amor a pesar de ser huérfana, las tres geishas más famosas de la ciudad la adoptaron como su hija apoyándose mutuamente, a los cinco años aprendió muy fácilmente el manejo koto un instrumento tradicional difícil de manejar, gracias a eso ayudaba a sus hermanas a dar sus shows en diferentes fiestas importantes, Azumi la mayor era la jefa y cantaba hermosas melodías ,  Fumiko gracias a su belleza y sus virtudes bailaba con la delicadeza enamorando al que la viera y Kaori y yo, Kyoko, tocábamos los instrumentos para dar vida a los shows. Lo más importante para una dama de compañía era su pureza, las tres geishas superiores siempre inculcaron esto a Kyoko, cuidar con su vida su pureza hasta el día en el que un hombre la despojara como esposa.

[No puedo esperar a darme un baño] dijo mientras se dirigía al cuarto de baños de la Casa Yorokobi, estando un rato en el agua pensando llegó a su lado Fumiko estaba con ropa más cómoda y sin maquillaje al parecer no habrían el burdel está noche.

"Nini-chan, podrías ir a comprar algunas cosas? Oh y discretamente cómprate un dulce sin que Azumi se entere si?" Dijo Fumiko recostada a la puerta susurrando lo último con una sonrisa traviesa.

"Esta bien, iré en un momento" salí de la ducha para ir a mis aposentos, cuando salía del burdel procuraba ponerme sobras oscuras para verme más morena y como dirían otros fea, comenzé a hacer esto desde que me convertí en una" mujercita" al estar tantos hombres en una ciudad era muy peligroso salir haci por haci honestamente no me considero una mujer hermosa pero aún haci todas las de esta Casa me salgan por mi piel blanca y mi cabello largo y negro.

Al salir de la Casa Yorokobi camine por la ciudad a comprar los que Kaori me había pedido, finas hierbas algunos inciensos y condimentos básicos de cosina pero sobre todo mi paga por hacer el mandado, miel , solo de pensarlo hice un acto de niña emocionada reflejando en mi cara un leve sonrojo y una sonrisa de oreja a oreja.

"Buenos días,pescador, podría darme un peso fresco ?" Dije ansiosa por irme a casa , el señor me sonrió y me dió un kilo más, al ver mi cara de confusión decidió explicar el por qué.

"Sabes que estoy viejo pequeña, si puedes llevar este pan a los peses del arroyo te daré un kilo más de pez" este se tomó la molestia de hablar como todo un negociante, pero no tenía problema me gustaba dar de comer a lo peces y si lo hacía rápido no tendría problemas con Azumi si llevo un kilo más.

"Esta bien" no dije más y tome la bolsa con aquel pan.

Después de un rato en el arroyo alimentando a los peces koi escuché una voces no muy conocidas, era dos borrachos caminando a carcajadas irritantes, al voltear me vi por sus cara que no pude controlar mis expresión facial de desangrado.

" Por qué me miras haci , eh? Quieres que te mate mucosa?!" Antes de acercase más a mí un de ellos intento detenerlo susurrando algo sospechoso pero el hombre hizo caso omiso y de un empujón me tiró al arrollo. No era tan ondo pero me raspe la rodilla y dolía.

Al salir del agua se me quitó el maquillaje que me permitía tener la piel oscura, salí del arroyo para escapar pero de repente todo se puso negro.

Desperté en un carro de carga junto con otras tres chicas estas estaban llorando del medio [Dios no tienen ni 17años...] Sabía que por mi apariencia me venderían para ser una.... NO tengo que hacer algo rápido, despertada busque al mi alrededor cualquier cosa ignorando las miradas de confusión de las otras tres chicas.

"Qué estás haciendo?" Dijo una de ellas.

"Tengo que cubrir mi piel pálida" dije cortante para salir de la conversación y buscar lo más rápido posible algo que tenía en mente.

"Pero que dices ? Lo dices como si fueras una Diosa, que clase de arrogante eres??!!" Dijo molesta , al parecer iba a tener que explicarme mejor.

"Si llegamos a cumplir aún que sea uno de los estándares de belleza, esos idiotas no venderán más caro y el dinero será solo para ellos o peor podrían vendernos a cualquier otra cosa que no sea el palacio" su semblante cambio y rápidamente me ayudo a buscar.

"Y que deberíamos hacer" dijo sustada.

"Barro o lodo" se detuvo en seco mirándome horrorizada, era de esperarse no es nada ético esto.

Al encontrarlo lo mescle con aceite que había en una botella por allí y lo puse en sus pieles para que se vieran grasosas y oscuras y ella por otra parte me hicieron una verruga con barro al verme en un pedazo de vidrio no pude aguantar la risa de lo fea que me veía, ellas por igual rieron un poco me alegraba al menos poder ayudarlas a que esto no fuera tan traumático para ellas, son solo niñas.

" Miren este es el gran palacio de sur..." Dijo una chica que estaba viendo por la ventana a lo que todas fuimos a ver el gran palacio, tan grande con la mitad de la tierra del sur Japonés.

Que será lo que el destino querrá de mí....?

Kyoko La jardinera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora