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Estaba decidido, necesitaba un maestro o maestra de ballet, sabía que había probado con muchos y todo acababa siendo un fracaso, esta vez sería diferente, tenía que encontrar al tutor indicado.

Eran las 6.47 p.m cuando lo vio, unas clases de ballet excelentes, el que enseñaba era un chico, sus movimientos eran impecables, sin ningún error, este debía ser el destino, era el maestro ideal, se quedó esperando afuera del lugar, emocionado.

Solo era cuestión de quedarse allí y aprender a bailar.

Los minutos pasaron, el que recibía clases de ballet salió del lugar, viendo un poco raro a Tweek paro luego ignorarlo.
Esta era su oportunidad, se acercó a la puerta de entrada, tocando suavemente esta, esperando a que saliera su futuro maestro.
No se tardó mucho en salir, mirandolo extrañado.

— ¿Quién eres?

— Enseñame a bailar.

—¿Disculpa?

— Se quién eres.

El ambiente era incómodo, Tweek no sabía nada del chico, solo pensaba intentar decir eso para ver si podía asustarlo y así le enseñaba Ballet, gran plan.


El una estrella y el un chico común.

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