Lucifer estaba trabajando como de costumbre en su florería, donde casi siempre le ayudaba su madre. Por lo tanto, no pasaba tanto tiempo con las flores hasta que decidió darse un tiempo. Anteriormente había avisado que no estaría en la estación de radio, lo cual obviamente preocuparía a algunos que no se enteraron por Nifty, la encargada de avisar, quien se olvidó de hacerlo por estar centrada en la limpieza.
Allí estaba el rubio, tranquilamente con la ayuda de su madre, vendiendo flores y tomando café mientras escuchaba las noticias a través de la vieja radio heredada de su abuelo. Era un día calmado pero levemente triste al no ver al moreno de linda sonrisa, así que suspiró y se centró en cuidar las flores tranquilamente.
En cambio, en aquella oficina estaba Alastor con su reloj de bolsillo en mano, esperando a Luzbel. Pero con cada minuto que pasaba, Luzbel no llegaba y el más preocupado era Husk, quien se acercó enojado a Alastor para tomarlo por la camisa y enfrentarlo bruscamente, hablando con su voz gruesa y agresiva.
-Imbécil, ¿qué le hiciste? ¿Dónde está Lucifer? -preguntó el de cabello gris, enojado. Se habían encariñado tanto con aquel joven, además sabían lo bueno que era. Era una lástima si Alastor lo hubiera asesinado para sus cosas de vudú, pero notó que solo sonreía levemente con el ceño fruncido, demostrando el enojo y haciendo que el mayor en edad lo soltara y se alejara esperando alguna respuesta.
-Husk, yo no le he hecho nada. -Se acomodó su ropa con cuidado mientras ni se inmutaba al ver a su colega. Además, se podían notar las leves ojeras que traía el moreno y los bostezos que soltaba en algunas ocasiones. Alguien no había dormido adecuadamente y eso levantaba más sospechas.
Camina hasta la mesa cercana y acomoda unos papeles esperando algo, el café que le ordenó a la encargada de la limpieza. Pero como siempre, estaba obsesionada con sacar manchas que casi ni se notaban, por lo que suspira y camina hasta donde estaba el micrófono esperando que Husk le dé la señal para iniciar su rutina. Pero solo obtiene una mirada enojada y los brazos cruzados.
-¿Y bien? -habla el señor enojado, esperando que ya diga lo que pasó.
-¿Y bien qué? No le hice nada a Lucifer. -El moreno se aleja del micrófono y se sienta en el sofá de la sala mientras suspira agotado, dejando escapar un leve bostezo.
-Tus ojeras y falta de sueño te delatan. ¿Qué hiciste anoche? -Husk habla enojado esperando la respuesta que tanto ansiaba, saber que Lucifer seguía con vida. Pero no se explicaba por qué ahora no estaba en el lugar como siempre. A cambio, escucha cómo Alastor se prepara para hablarle.
-Anoche solo estuve haciendo ofrendas, como alrededor de las 2:30 de la madrugada... Muy temprano, lo sé bien. Solo que me distraigo mucho con él, olvidando hacer las ofrendas como de costumbre. -El tira su cabello hacia atrás estando agotado y soltando un suspiro de lo profundo de sus pulmones. Camina hasta la cabina y entra para acomodarse y seguir la rutina. Seguramente después iría a ver dónde se encontraba su amigo. Acomoda los papeles viejos que dejaban su aroma gastado y la tinta a un costado, aclara su voz levemente y empieza hablando al pie del guión. Todo tenía que ser perfecto y sonar claramente.
[...]
En el mostrador estaba Luzbel cortándole algunas espinas a las rosas y cambiando el agua a una mucho mejor, mientras su madre subía el sonido de la radio, provocando algo de estática hasta que sonó la voz que él tanto reconocía. La dulce melodía del moreno que hablaba hizo que su corazón casi le diera un vuelco, mientras quedaba embobado hasta que notó cómo su madre lo observaba. Intentó actuar normal, pero falló en el intento, siendo algo torpe mientras acomodaba las flores y tiraba las espinas a la basura. Decidió fijarse en las flores que tenían guardadas y las sacó para seguir acomodándolo todo, pero solo notó la rosita de su madre, la cual acomodaba las semillas por nombres.
Pasaron horas así, notando cómo algunas personas entraban y charlaban mucho con su madre, así que él aprovechaba para cuidar las plantas esperando que las compraran. La mayor parte del día escuchó muchos rumores sobre que la voz de Alastor era más alegre, o que ya casi no había asesinatos en la zona, lo cual lo sorprendía y alegraba al saber que aquel asesino despiadado ya no estaba en el pueblo. Una muchacha salió sonriendo mientras se despedía de la mujer detrás del mostrador, con flores y semillas en mano. Luego escuchó la campana, notando que alguien entraba. La mujer desconocida lo miró y se fue del lugar, notando que era el famoso locutor que entraba para comprar unas flores, dejando al rubio de mejillas rojas sorprendido mientras se acercaba para atenderlo, notando la sonrisa traviesa de Alastor.
-Saludos, joven caballero. Me gustaría comprar unas flores... Las que sean de tu agrado. -Habló el cliente, esperando que le trajeran aquellas flores que había pedido. Solo que era una simple excusa para poder ver a Lucifer, verlo trabajando tan tranquilamente rodeado de aquello que tanto le gustaba, lo hacía feliz a Alastor, pero no entendía del todo bien por qué. Sin darle importancia, miró alrededor, sintiendo ese aroma a rosas y flores de aquel lugar, notando lo limpio y ordenado que era. Sin dudas, Lucifer se encargaba bien de lo que hacía.
En cambio, el de ojos miel estaba buscando sus flores favoritas mientras pensaba por qué Alastor había ido a visitarlo y para quién eran aquellas flores que tanto le gustaban. Sin darle tantas vueltas, tomó un ramo de flores gypsophila envueltas en un papel de diario con un moño blanco. Caminó hasta el mostrador y le entregó las flores al moreno, notando que sonreía feliz y le entregaba el dinero. Se despidieron ambos al saber que si el más alto no volvía antes, seguramente Husk estaría enfadado y se quejaría de su partida tan repentina. Suspirando antes de que se marchara su amigo, decidió despedirse con su tono de voz levemente nervioso.
-Hasta pronto, Alastor. Gracias por su compra. -Se despidió educadamente y, por su parte, recibió una sonrisa dulce acompañada con la suave voz de Alastor diciendo que pronto se verían. Obtuvo una mirada de aquella señora que observaba la escena con intriga y tenía varias sospechas, pero no diría nada por la comodidad de su hijo.
Pero decide hacer una simple pregunta para ver si obtenía respuesta a su duda, por lo que se aclara la voz tosiendo levemente y mirando al rubio de ojos miel para hablarle.-Y dime, mi rayito de sol, ¿quién era ese joven apuesto? ¿Son algo más que amigos ustedes dos? -La madre mayor de edad ríe levemente mientras nota que las mejillas de su hijo se volvían más rojas que antes, hasta sus orejas, notando cómo se ponía nervioso mientras frotaba sus manos para responder.
-¡Mamá! Solo somos amigos y a veces voy a su trabajo... él me acompaña a casa. -Lucifer seguiría hablando hasta que ve la sonrisa de su madre y que tenía una ceja levantada, cosa que lo hizo callarse rápidamente por lo raro que era esa situación y amistad.
-¿Con que solo amigos? Ajá, y yo soy millonaria. -La mujer de cabello rubio con canas ríe levemente notando que su hijo se tapaba la cara con las manos, por lo que se acerca y lo abraza para calmarlo, dándole leves palmadas en la espalda.
-Mi rayito de luz, sabes que siempre te apoyaré... ahora ve con tu amigo y pasen tiempo juntos, yo sigo trabajando en nuestra florería, aún soy joven y linda. -La señora ríe levemente mientras con una mano mueve su cabello canoso, haciendo reír a Luzbel que la abraza fuerte y corre hacia la puerta para ir detrás de Alastor, llamándolo, haciendo que se quede quieto y ambos caminen hasta la estación de radio. Desde el fondo se veía a la madre del rubio sonriendo contenta y entrando a trabajar.
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࣪'𝐮n bes𝐨 𝐞s 𝐞l c𝐨mienzo d𝐞l c𝐚nibal𝐢sm𝐨'
Fanfic- ‹''En la oscuridad de un amor prohibido, Dos hombres se encuentran unidos. Uno es caníbal, su deseo es voraz, La carne humana su pecado tenaz. El otro, creyente y lleno de fe, Intenta cambiar a su amado, con amor y con fe. Le muestra el camino del...