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Ambos amaban tener la compañía del otro, sus días eran mejores cada vez que se veían sin falta. Cada uno iba al trabajo del otro para visitarlo y poder pasar el día juntos. Era extraño ver eso, ya que Alastor siempre había sido solitario, pero esta vez siempre estaba acompañado de Lucifer, quien le sacaba sonrisas y risas de alegría genuina, sin esas falsas que le daba a todo el mundo.

Caminando como de costumbre, escucharon en una radio que provenía de una mesa cercana donde estaban tranquilamente relajados señores muy mayores. Se notaban las canas en su cabello que ya casi no tenían. Con calma subieron el volumen anunciando otro asesinato, pero esta vez la víctima le faltaban partes del cuerpo y estaba enterrada. Aproximadamente, el cadáver llevaba unos dos meses contando desde la desaparición. Por fin encontraron a la muchacha que tanto buscaban, pero la gente quedaba aterrada al saber el horrible final que le deparaban a todas esas víctimas de esa persona misteriosa sin piedad.

Desmenuzando la carne humana, los rumores corrían de que era un caníbal el que hacía todo eso. No sabían nada acerca de esa persona, más que a los cadáveres les faltaban partes o algunos no aparecieron más que solo sus pertenencias enterradas. Un ser sin piedad alguna, tan misterioso como peligroso en Nueva Orleans.

Alastor decidió tomar a Lucifer del brazo para alejarlo de aquella radio e intentar ignorar lo sucedido. No quería que su amigo quedara abrumado por lo ocurrido y el saber que había un asesino entre los habitantes de ese lugar.
—'Mejor sigamos caminando', dijo Alastor mientras seguían caminando por aquellas calles tranquilas llenas de vida y música.

Hasta que llegaron a una comisaría donde había mujeres, hombres e incluso niños reclamando por la desaparición de sus familiares muertos. Algunos eran encontrados y otros no tenían más pistas que saber que eran devorados o usados para rituales, según detectaban los forenses. Lucifer los miraba conmovido, le hacía un nudo en la garganta ver a esas personas desesperadas por saber algo de los desaparecidos, aquellas personas que tanto amaban y que desaparecieron sin rastro alguno, como si fueran como un globo de helio en el cielo. A veces, sin encontrar sus restos, lo que provocaba desesperación y nadie los ayudaba a calmarlos con alguna noticia.

La policía, en cambio, no sabía qué hacer. Buscaban por cielo y tierra, pero a veces no encontraban nada más que pertenencias viejas. Llegaron a pensar en cavar en el bosque para ver si encontraban más pistas, pero solo era una vaga idea.

Al ver la mirada perdida y conmovida de su amigo, Alastor decidió alejarlo nuevamente, pero esta vez yendo directo a una cafetería del lugar. Era modesta y estaba atendida por una ex modelo y diseñadora, la mejor de aquel lugar. No era nada más que su querida amiga Rosie, una mujer de cabello rubio tirando a ceniza con un vestido rojo y un collar de perlas blancas. El local era tranquilo, con mesas de cristal y algunas flores en la mesa, contando con paredes color vino.

Rosie se oía reír a carcajadas con las mujeres de aquel lugar, mirando revistas y riendo de chistes que solo ellas entenderían. Hasta que vio a aquel locutor que era su mejor amigo, por lo que dejó la conversación y fue caminando a paso apresurado y contenta.
— '¡Alastor! ¡Cuánto tiempo sin verte, querido! Y, oh, ¿ese de allí?', preguntó refiriéndose a Lucifer.

Ella preguntaba por el joven a su lado, que solo era Lucifer admirando todo aquel lugar encantador, viendo cómo se divertían sin miedo alguno y hablaban de todo. Parecía el lugar más cómodo de la ciudad y así era con Rosie a cargo. Pero notó cómo la mujer agitaba levemente su mano contenta para sonreír. '¡Tan guapo! Vamos, Alastor, ¡qué buenos gustos tienes, querido!', se burló de su colega. Ambos sabían que solo era una pequeña broma, a excepción de Lucifer, que estaba con las mejillas rojas ante esas palabras sin rodeos.
—Solo bromeo, dudo que tengas el valor de declarar tu amor'
continuó burlándose, causando que Alastor frunciera el ceño mientras sonreía. Intentaba ocultar sus mejillas sonrojadas, pero Rosie había acertado. Sin embargo, jamás aquel locutor diría la verdad. Solo aclaró su garganta para mover su mano enguantada hacia el rubio, esperando que la tome. Como era esperado, el menor en estatura aceptó rápido pero nervioso, obteniendo un leve apretón de los dedos largos de Alastor, indicando que estuviera tranquilo.
—'Rosie, te presento a mi amigo... es el que te había contado por carta'.

La mujer del vestido vino se sorprendió con alegría en sus ojos verdes con marrón, caminando hacia un costado y señalando un sofá lejano disponible para los tres, si así lo deseaban. Todos caminaron hasta allí, apreciando la mesa de cristal con flores de decoración en el centro.

—'Oh Dios mío, Alastor, deberías haberme avisado antes para preparar todo. Pero debes tener un motivo para tus acciones repentinas... ¿O me equivoco?'
Rosie hablaba con seguridad, sabiendo que su amigo locutor jamás iba a un lugar sin un plan previo o un gran motivo.

Ante sus palabras, Alastor asintió, por lo que se sentaron cómodamente en el lugar, siendo Lucifer el primero en intentar escuchar la conversación ajena, pero se distrajo con las flores.

—'Claro que no, déjame explicarte todo, querida amiga'
Alastor se sentó al lado del rubio y se aclaró la voz para darle una explicación a Rosie.

Rosie sonrió al recibir una caja de dulces de la mesa cercana para entregarla a su invitado de hoy, unos bombones de chocolate de distintas formas.

—'Soy toda oídos, ¿quieres un dulce?'
Lucifer la miró contento mientras tomaba uno con delicadeza, sintiendo un escalofrío por su espalda ante una sombra que hacía titilar las luces.

Pero Alastor interrumpió todo para tomar uno también, recibiendo una sonrisa forzada de Rosie, que no estaba contenta con la acción de su colega.

—'Celoso' — murmuró ella, recibiendo una mirada del más alto con la ceja levantada. Rápidamente decidió cambiar de tema.
—'¿Disculpa?'
preguntó el locutor a su lado mientras masticaba el chocolate con relleno de maní, que resultó ser extremadamente dulce para su gusto. No tuvo más opción hasta que la rubia habló, interrumpiéndolo — 'Bien, perdonado. Te escucho, Al.'

꒰ㅤ𔓘ㅤ꒱
¡Volvió quien no extrañaban baby!
O queda mejor
¡He vuelto, aunque sé que no me extrañaban, baby!
No lo sé, solo se que volví ;)

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⏰ Última actualización: Apr 01 ⏰

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࣪'𝐮n bes𝐨 𝐞s 𝐞l c𝐨mienzo d𝐞l c𝐚nibal𝐢sm𝐨'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora