Halloween Killer (JiKook)

03

Desde aquella noche de Halloween en la que JungKook desapareció, no se había tenido ningún tipo de información de su paradero, ni siquiera de si estaba con vida.

Aquella fatídica noche, SooBin llegó desesperado a  casa. Para su mala suerte, sus padres aún no se encontraban en casa, por lo que, como pudo, les explicó por medio de una breve llamada la situación. Sus padres pensaban en un inicio que se trataba de una broma, pero al escuchar la desesperación de su hijo, se apresuraron a llegar a casa.

Temiendo lo peor, se encontraron con que lo dicho por su hijo era completamente cierto. Habían llamado a emergencias, pero dada la festividad de esa noche habían pensado inicialmente que se trataba de una de las tantas bromas que solían hacerse ese día, así que JungHyun fue personalmente a la comisaría en busca de ayuda. Lamentablemente para ellos, ni siquiera la ayuda de los oficiales había servido para poder encontrar a su hijo mayor.

Como SooBin no había logrado ver el rostro del atacante, había descrito la máscara que tenía el hombre ese día, y eso fue lo que utilizó la policía para intentar localizar al criminal.

Durante los siguientes días, buscaron a alguien que tuviera esa máscara; incluso buscaron en todas las tiendas de la ciudad para ver si alguien había comprado una máscara con esa descripción, pero parecía que ninguna tienda vendía máscaras así, ni siquiera las que tenían mercancía más exótica o extravagante.

Sin embargo, con su investigación descubrieron que JungKook no había sido el único que había desaparecido en esas circunstancias. Aparentemente, según declaraciones de testigos que la policía había tenido en casos, el atacante de máscara de perro había sido el responsable de desapariciones de personas en años anteriores, específicamente en la noche de Halloween.

Con el paso del tiempo, el caso de JungKook parecía ir en la misma dirección de los demás, y no parecía que fueran a encontrar al culpable. A pesar de eso, la familia y amigos de JungKook no perdían la esperanza de encontrar al chico, y todos hacían lo posible por encontrarlo; incluso TaeHyung, "el amor unilateral" de JungKook, participaba activamente en su búsqueda, siendo uno de los más mortificados por la desapareción del menor, al igual que YoonGi y los demás amigos cercanos al castañito.

(...)

—Despierta, cariño.

La voz de JiMin despertó a JungKook de su pesadilla,  aunque para el menor el simple hecho de estar despierto ya era una pesadilla.

Apenas logró abrir los ojos, vio a JiMin acercarse a él con uno de sus cuchillos favoritos. Empezó a sudar frío cuando estuvo consciente de la situación; nuevamente sería torturado por JiMin, así como lo hacía a diario.

Soltó un grito cuando, sin previo aviso, hizo el primer corte en su brazo izquierdo. No le dio tiempo de reaccionar por completo cuando ya había hecho el segundo corte en su muslo derecho, siendo seguido por el tercero, cuarto, quinto, sexto... JungKook había perdido la cuenta de cuantos había hecho en todo su cuerpo.

Desde que había llegado, JiMin le había enseñado lo cruel que podía llegar a ser. Había probado muchos métodos de tortura con él, desde físicos hasta psicológicos. Recuerda que había empezado con algo "suave", según las palabras del mayor, para que empezara a acostumbrarse. Lo primero que había probado era ponerle una bolsa de tela en la cabeza y lanzarle agua, para probar cuánto podía aguantar ahogándose; ese mismo día también le había golpeado con un fierro, para probar su aguante al dolor, y le había atado las muñecas y tobillos con alambre de púas. Las torturas fueron subiendo de nivel, y empleaba otros métodos como darle choques eléctricos, producirle quemaduras leves, sumergir su cabeza en agua hasta dejarle inconsciente, azotar la punta de sus pies y otras partes de su cuerpo, someterlo a bajas temperaturas con el cuerpo empapado, golpearlo con diferentes objetos, clavar objetos punzantes en su piel, que iban desde clavos, vidrios y cuchillas, incluso llegó a arrancarle una uña con pinzas... También se metió con sus fobias, como su fobia a las arañas y a las ratas, llevando una cantidad considerable de estos animales al sótano y dejándole encerrado con ellos; incluso una de las ratas le mordió una pierna por lo hambrienta que estaba.