-Cristian hijo tenemos que hablar -le indicó su padre con una mirada sería luego de haberse colado en su habitación--No necesito hablar - Dijo Cristian
-Tenemos que, han pasado diez días y no puedes seguir así, sabes que quiero ayudarte, yo la amaba tanto como tú y también me duele, pero no por eso descuido mis responsabilidades -Indicó su padre-
-¿De que responsabilidades hablas? Yo no elegí nada de lo que me quieres obligar -objetó Cristian-
-Vamos Cristian, no lo hagas más difícil, sabes bien que todo debe continuar y ella siempre estará aquí con nosotros aunque no la veamos. Pero ahora no principalmente te quiero hablar de negocios, me gustaría hacerte una propuesta -le dijo su padre-
-¿Que propuesta? -interrumpió Cristian
-Aunque se que no te gustan, me gustaría que aceptases ir al psicólogo, a cambio te dejare treinta días en paz con el tema del negocio, para que lo pienses bien y con la mente más clara, y ya luego de eso volveremos a hablar bien al respecto, ¿que te parece? -Respondió su padre
-No necesito de ningun tonto psicologo, yo puedo solo -Respondió él muy enojado
-Sabes que no puedes solo, y lo haz demostrado, el psicologó no te morderá, además o aceptar ir o mañana mismo inicias en la administración del banco para que te vayas formando -Respondió su padre ya un poco cansado-
-Que más da, iré al psicologo, total siempre estaré bajos tus amenazas, nunca te pedí ayuda con trabajo ni me diste elección a elegir otra cosa, así que iré solo porque me dará un mes más sin que me estés molestando, total ni hace falta hablar con el psicologo, con ir y estar sentado en silencio estarás feliz? -Preguntó Cristian
-Hijo, intentalo, veraz que te hará bien, y ya muy dificil lo estás haciendo, siento que haces pagar a todos por lo que hemos pasado, pero debes entender que no eres el único con dolor, pero está bien, mañana mismo irás a las 10 a.m. ya tienes la cita agendada -Respondió su padre levantandose de su cama para retirarse de la habitación.
-Si claro, ya veras segun tu, será un desperdicio -musculló Cristian enojado
Ni siquiera había iniciado su día y ya tenía presiones, de que serviria ir al psicologo, sería más de lo mismo, y volver a hablar y sacar del dolor a la luz no era nada agradable, pero era sufrir un poco más en silencio o empezar en ese puto negocio de una vez. Y no, no iba a poner un pie en ese banco.
El día transcurrió muy tranquilo, Cristian intentó no salir mucho de su habitación, está vez quería total soledad, ni siquiera la poca compañia que traía un desayuno o un almuerzo, ya la mesa estaba incompleta y eso aún dolía.
Su madre hubiese querido que haga todo lo que Marcos propuciese aunque a el no le gustara para nada.
Cansado de hacer nada, de estar horas viendo tiktok y totalmente aburrido Cristian quizó salir a caminar por la zona, le haría bien el aire fresco y un poco de bullicio, excepto por el de la noche anterior, no quería más bullicio de ese estilo. Pero ella volvía a estar en su mente, no entendía como estando en ese estado podía interesarse por una chica de esa forma, y es que realmente le había preocupado.
Paso por un café en Coffee' Station, una cafeteria que el si madre amaban, pero esta vez decidio no quedarse en la mesa donde siempre preferían, sino que decidio salir a caminar muy despacio mientras tomaba su café, observando lo apresurado de las personas cumpliendo con sus responsabilidades, cosa que detestaba, todos estaban en modo automatico y el no queria eso en su vida.
Al detenerse en un semáforo observa con atención una silueta que le resuena, se acerca intentando no intimidar y lo confirma. Es ella, como era su nombre ¿Lu.. Lucero?, si así era, Lucero. Pero traía folletos en su mano que iba repartiendo a quien pasara por la vereda, estaba trabajando. Aunque nervioso pero a la vez ansioso con su corazón latiendo muy rápido se acerca a ella, necesitaba saber de ella, que como estaba.
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Marcas Del Pasado
Teen FictionCristian es un joven de 24 años, un enorme dolor en su juventud le hizo sentir en lo más profundo de un pozo. Las responsabilidades de la megaempresa de su padrastro lo abrumaban dejándolo en el mayor sentimiento de soledad en su vida. Acompañaremos...