Un día normal en la vida de Cristian era pasárselo durmiendo, ya que él vivía en la noche entre fiestas y mucha diversión. Siempre sintió que no tenía algo en lo cual perfeccionarse más que tiempo y dinero para poder gastar con grandes libertades. Su padre era Marcos Toriacci, un acaudalado dueño de una línea de bancos, la segunda en el puesto de mejores bancos del país, buscando desde hace 4 años estar en el aclamado primer puesto elegido por los clientes.
Eso para Cristian generaba mucho peso futuro, a sus 24 años no se imaginaba dirigiendo la empresa de Marcos, su padre; ya que odiaba las responsabilidades, eran su repelente vital.
Había estudiado la Licenciatura en Ciencias Económicas por obligación de su padre, ya que al terminar la escuela secundaria lo obligo estudiar en una prestigiosa universidad privada una carrera referida a la economía fijándole su futuro en la empresa para cuando le toque ocupar su lugar.
Cristian odiaba todo lo que tenía que ver con administrar y hacer cálculos, nunca nadie le había preguntado que es lo que el quería realmente, aunque él tampoco lo sabía; su vida se basó en la empresa del padre por lo que nunca se permitió ver otras posibilidades.
Ya hace un año había terminado la carrera y su padre cada vez más le recordaba que pronto debía tomar sus obligaciones en la empresa, porque ya tenía la edad y el conocimiento suficiente para empezar, si, Cristian es un niño rico mimado que odia trabajar, pero también tiene sus gustos personales.
Se acercaba una gran noticia a la familia, noticia que no esperaban. Cristian sentía que su vida ya era complicada, pero los problemas no hacían más que empezar.
LUNES 15 DE ENERO DE 2024
-Mamá por favor, porque me haces esto, no puedes hacerme esto, mamá no me dejes. Dijiste que ibas a estar ahí siempre para mí y para papá, no puedes dejarme así. - Cristian inspira profundamente, ahogando el llanto que intenta escaparse como un volcán bajo erupción, sus venas resaltaban su rostro colorado por tanta tensión-
-Mamá por favor dime algo, mamá por favor te lo pido -Cristian sostiene la mano de su madre, Teresa, mientras los monitores médicos comienzan a hacer el distinguido sonido de una gran sensación de soledad aproximándose- mamá soy tu niño, tengo miedo no te vayas, no me dejes así, no quiero estar solo
El incesante sonido que indicaba que el corazón de su madre había dejado de latir no dejaba de resonar en su cabeza, el dolor invadía todo su ser, esa sensación de vacío, de desespero, de soledad lo ahogaban. Su corazón se había roto, eran dos pedazos que se habían separado para siempre. Su madre que siempre lo apoyaba, ella era quien velaba por la relación que Cristian mantenia con su padre, siendo la intermediaria angelical en sus cotidianas peleas. Su madre había tenido una relación que la había echo sufrir demasiado, marcas en su cuerpo son testigos de los dolores de su pasado, hasta que conoció a Marcos, el padrastro de Cristian, quien los salvó de tanta tortura.
Cristian tenía solo 3 años cuando conoció a Marcos, siempre fue un padre para él, y ambos daban todo por su hijo, el único hijo. Pero ahora él sentía que había perdido lo único que tenía, a su madre, su único amor, quien aun teniendo 24 años lo acobijaba, le hacía su café y lo animaba a seguir con los planes de Marcos, por su bien.
Nunca se sabe cuánto puede doler hasta que duele, el horror de la pérdida de su madre lo derrumbaba, sus ojos llenos de lágrimas que parecían dos canillas de agua sin cierre, el sabía que esas caricias mientras dormitaba ya no estarían ahí presentes, sus gritos pidiéndole que ya era hora de levantarse no estarían más, que su beso en la frente cada que iba a salir tampoco estarían más, el último beso, ese fue el de despedida.
La depresión lo consumió, lo llevó hasta lo más profundo que un ser humano puede llegar, lugares impensados e incomprendidos, invadido de tanto dolor, tanta injusticia de la vida no tenía explicación. Tener que despedir a su madre fue enfrentar que le estaban arrancando todo el amor en un instante, todo lo que adoraba era a ella, a pesar de sus retos y rivalidades, ella era quien lo cuidaba, porque el era su pequeño, pero ahora su pequeño estaba solo, sin saber a que hombro llorar, sin que nadie lo consuele, sin que nadie le diga que todo estará bien, sin que nadie le diga que mamá iba a volver, que todo era un mal sueño.
Pero la realidad estaba ahí presente, en el bip de la sala indicando el paro cardiaco, la realidad estaba ahí en los gritos cuando lo alejaban de ella, la realidad estaba ahí en la sala donde esperaba en total soledad mientras preparaban a su madre, la realidad estaba ahí cuando llegó el momento del funeral, de ver muchas palas con tierra dejando a su madre muy profundo en la tierra. En que momento, no estaba preparado para ver un cajón donde su madre yacía descansando, en que momento sucedió todo que nadie está preparado para recibir esa noticia.
En el entierro, una parte de su vitalidad fue enterrada con su madre, a metros bajo tierra, en un ataúd, yéndose con ella, muriendo con ella, en su tumba.
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Marcas Del Pasado
Novela JuvenilCristian es un joven de 24 años, un enorme dolor en su juventud le hizo sentir en lo más profundo de un pozo. Las responsabilidades de la megaempresa de su padrastro lo abrumaban dejándolo en el mayor sentimiento de soledad en su vida. Acompañaremos...