¿ᴇɴ ϙᴜᴇ́ ʟᴇ ᴘᴜᴇᴅᴏ ᴀʏᴜᴅᴀʀ? [Donatello2007xTú]

¿ʜᴏʟᴀ?

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- Como le dije, necesito saber un par de datos más para localizar su módem y así poder ayudarle.- mis ojos cansados estaban cerrados mientras masajeaba mis sienes

Al borde de explotar yacía un cansado Donatello. Se encontraba en otro día de trabajo, en la misma rutina de siempre.

-¿Cómo no puedes arreglar mi problema con los datos que te dí?.- me reprochó por mi "ineficacia" la anciana del teléfono- Llamaré directo a las oficinas para que te despidan por tu incompetencia.- refunfuño victoriosa su amenaza la mujer mayor.

-Créame, si eso pasa me estaría haciendo un favor.- murmuré dejando caer mi caparazón en el respaldo de la silla de mi pequeña sala.

-¿Cómo dijo?.- exaltada la mujer alzó la voz causando una molestia más grande en mi cabeza

- Perfecto señora, entonces para finalizar la llamada, ¿Podría responder una encuesta de satisfacción sobre nuestros servicios y su servidor que lo atendió?.- ya sabía a donde iba la conversación así que simplemente terminaba ahí la llamada

- Que imbécil. - colgó molesta

-Y ahí va otro cliente satisfecho- bromeé para mi mismo

Me levanté con lentitud de la silla, quite los audífonos de diadema de mis oídos yendo a paso lento a la cocina.

La alcantarilla era incómodamente silenciosa, no recordaba desde cuando las tardes se habían vuelto mas solitarias.
Mis pies descalzos recorrían el suelo de concreto frío mientras mi mirada se paseaba recorriendo las habitaciones de mis hermanos.

Miguel Ángel estaba afuera trabajando de nuevo, le iba bastante bien en su empleo aunque eso le costara palizas, su cuarto era un desastre, pero el desastre era parte de Miguel Ángel -al igual que la basura en su alcoba-

-Bueno, él aún sigue con la rutina- musité algo contento mientras iba recapitulando en mi cabeza.

A paso lento mis ojos miraron el cuarto de Raphael, de adentro provenían ronquidos. Siempre estaba afuera por las noches, ingenuamente Rapha cree que nadie lo nota pero ya hasta es raro que esté en casa. Eso me molesta.

-Raphael... no aprendes... - en un tono tenue de voz me dije llegando al fin a la cocina

Tome un vaso de agua llenándolo desde el grifo, instintivamente mis ojos quedaron en la puerta corrediza de Leonardo, comencé a beber mi agua.
Leonardo... Ya ni siquiera recuerdo bien desde cuando dejé de esperar su regreso. Con cuidado coloque el vaso en la mesa, de forma casi intuitiva me dirigí al cuarto de mi padre

-Sensei...- En voz baja y con cuidado toqué la puerta corrediza de bambú.- No recibí respuesta- Sensei...-Abrí la puerta de forma lenta-Sen... ah, padre. Oye, sé que no debo de molestarte durante tu meditación pero quería hablar algo contigo, es sobre mis hermanos.- la luz de la habitación era muy débil, no me permitía ver nada. Me acerqué a la pared tanteando el apagador-- Mira padre, yo sé que enviaste a Leonardo afuera por su bien, sin embargo, ¿cuando volverá?.-- el silencio prevaleció-- Es solo que... Raphael me preocupa, Miguel Ángel se parte el caparazón trabajando al igual que yo y solo...- el silencio siguió como una tortura, encontré el apagador y la luz cegadora llenó la sala, donde solo estaba yo.

Algo en mi se molestó a más no poder, a mi propio padre no le importaba lo que estuviera pasando con la familia, con sus hijos.

-¡¿SABES QUÉ?!, ¡OLVÍDALO, ES COMO SI TÚ TAMBIÉN TE HUBIERAS IDO CON LEONARDO!- con frustración salí del cuarto de mi padre, azotando su puerta detrás de mi. El enojo empeoró cuando noté las pisadas pesadas que se acercaban, no estoy para tolerarlo.