Despedida.

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—¿Crees que las cosas debieron pasar así? —preguntó Jungkook en un murmuro, cerca de su oído.

Ambos pares de ojos puestos en el cielo, y la luz de la luna que iluminaba la noche.

—¿Qué cosas?

—Entre nosotros. Pienso mucho en lo que pudimos ser, tal vez ahora esta sería nuestra casa y en vez de Jongsuk y Jarin siendo hijos de cada uno, tendríamos a nuestros propios Jongsuk y Jarin.

Jimin torció sus labios en una sonrisa débil. Esa era la misma pregunta que atormentaba su mente desde que Jungkook volvió a su vida. Todo era un hubiera.

—Lo he pensado mucho —respondió—. Me veía en el lugar de Gyuri. Pero no sé, quizás hubiera pasado algo más que nos separaría tarde o temprano. Estábamos haciendo muchas cosas mal.

—¿Cómo qué?

—Nunca te hablé bien de las inseguridades que tenía con todas las chicas de la escuela volteándote a ver. Eran muy lindas y yo me sentía mal por eso. Bonito cuerpo y cara.

Jungkook negó.

—Pero todas tenían un defecto muy grande —entrelazó sus índices, sobre su muslo.

—¿Cuál?

—Ellas no eran tú, Jimin —bajó la voz—. Pudieron ser lindas y todo lo que quieras, pero mis ojos estaban, y están sólo puestos en ti. Nadie iba a quitarte ese lugar.

Jimin se quedó en total silencio, viéndolo a los ojos. Jungkook lo seguía con la mirada, una pequeña sonrisa se asomaba por sus labios.

Acercó su mano a las mejillas del rizado, dejando una caricia con su pulgar sobre su pómulo. Jimin se encogió en su lugar, cediendo al tacto.

—¡Papá!

La voz de Jarin al interior de la casa los hizo pegar un salto en sus lugares, alejándose uno de otro de forma brusca y repentina. Jungkook carraspeó su garganta, mientras Jimin acomodaba su cabello.

—En el jardín de atrás, amor —alzó la voz.

A los pocos segundos, la puerta corrediza que daba al jardín, fue abierta. Jarin asomó su cabeza, hasta que los vio en el sofá.

—¿Dónde están las palomitas? No las encuentro —formó un puchero.

Jungkook evitó la mirada con la menor. Jimin rascó su brazo, girando su cuerpo a donde la puerta. Señaló al interior de la casa, en dirección a la cocina.

—En la alacena grande, amor. Las cambié de lugar el fin de semana y me olvidé de avisarte.

—Estás muy distraído últimamente —Jungkook tomó su taza de té entre sus manos, dispuesto a beber el contenido.

Jimin soltó una risita nerviosa ante la mirada acusatoria de su hija.

—El trabajo —rió de nuevo.

Jarin terminó asintiendo, hizo el ademán de volver a entrar a la casa, sin embargo, dio media vuelta volviendo a donde ellos.

—¿Qué hacen afuera?

Jimin señaló las tazas de té, Jungkook alzó ambas de sus cejas, levantando la suya.

—Té al aire libre no hace mal, amor. Ve adentro a hacer tus palomitas, anda —con sus manos hizo el ademán de alejarla.

Jarin rodó los ojos e hizo lo que su papá le pidió. Entrando a su casa, y llegando a la cocina, Jongsuk la esperaba en esta, recargado en la isla.

—Papá dice que están en la alacena grande —Jongsuk asintió yendo a donde sabía que estaba, Jarin iba detrás suyo. Una sonrisa pequeña salió de sus labios—. Creo que tu papá y el mío se están llevando bien.

not you again, please  ᡴꪫ  kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora