Prólogo

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Y entre corriendo allí, a aquella habitación que me habían dicho, y al entrar alli, vi lo que nunca nadie deberia ver en su vida. Se me partió el corazón en dos, estaba así por mi culpa, era mi culpa y solo mía.

Estaba allí en esa cama, la típica cama de hospital donde nunca pensé tener que ver a ningun ser querido, tenía una pierna vendada por el golpe y las heridas de la cabeza también vendas. Seguía inconsciente. Los médicos dijeron que no sabían si aguantaría mucho más.

También dijeron que tenía los pulmones muy dañados, demasiado, no estaban seguros de si despertaría. En el caso que despertara, que era muy poco probable, tendría que estar enganchada a una máquina de oxígeno, como ahora, y sin poder levantarse de la cama.

Bueno hasta que consiguiera unos nuevos pulmones, estaba en el número diecinueve de la lista, pero de su tipo de sangre era la segunda, en caso de tener nuevos pulmones tendría muchísimas mas posibilidades de despertar, y estará fuera de peligro, y eso es lo que yo deseaba.

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