Pensamientos de noche

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David llego a su casa, acaba de entrar por la puerta. El sonido del concierto como si de una pared de sonido se tratara ,tapaban aun sus oídos que todavía no se acostumbraban a la tranquilidad del silencio. Se soltó su larga cabellera oscura, que callo sobre su chaqueta de cuero. Con su mano derecha poso las baquetas en la mesa de  entrada de su casa. Por fin todo había terminado pensó. Aunque le costaba hacerlo ya que su mente estaba nublada de otros pensamientos. Pensaba que con todos los errores del concierto de hoy, podría componer un disco.
Pero sabia que lo peor llegaría ahora, el, el hombre sin rostro vendría a verlo por todos los errores que cometió.
David subió a su habitación de una forma de decaída y cuando salió ya estaba vestido con su característica ropa de casa. Su camisa algo sucia pero que mantenía la blancura de la nieve y unos pantalones grises como una tormenta.
Sus pensamientos seguían nublados y cada vez eran peores. Otros bateristas crecían o ya lo superaban, pero el quedaba completamente atrás. No puede moverse de ese camino solo ver como los demás avanzan. David quería dejar de pensar que todo desapareciera. Pero sabia que no seria así.
Sabia que él estaba hay. El hombre sin rostro había llegado.
Cuando pestañeo la habitación cambio aun fuerte rojo, la puerta se cerro de un fuerte portazo. David sentía que no podía respirar, que todo se le venia encima. El estaba apunto de llegar y cuando menos se lo espero, toda esas sensaciones desaparición para quedar en un simple nada. El había llegado, con su característica navaja afilada y su cara, o mejor dicho su cabeza oscura sin ningún tipo de rostro. Eso fue lo ultimo que vio antes de que volviera a pasar.



Ana entro a casa, llegaba de una buena y alocada noche. Había ido a ver a David pero el después de su concierto decidió marchar un poco antes, dejando a ella disfrutar con sus amigas. Ella que con su dorada cabellera, sus azules perlas y su rojo vestido, solo quería felicitar a su novio por su gran actuación y dormir por un buen rato. Subió a la planta de arriba y vio a su novio durmiendo. Mejor le felicito mañana, pensó, decidido cambiarse y dormir directamente.
Cuando por fin se disponía a descansar de aquella gigantesca noche. Entro al baño para poder hacer aguas menores, pero en el bañal encontró una pequeña porción de sangre. Su mirada y felicidad cambio al instante. Pero continuo la noche como si nada hubiera pasado. Cuando se acostó en la cama, en aquella inmensa oscuridad acompañada de un gigantesco silencio , sin ella saber como lo intuía. Sabia que David se había desvelado.
—¿Estas despierto?—pregunto Ana
—Si, ¿Qué tal cariño?—pregunto desganado
—Bien, genial me encanto tu concierto, fue lo mejor—dijo Ana
—Se que me mientes, no lo hice bien. Tu lo sabes me equivoque en todo, no lo hi..—dijo David Pero no termino
—David te juro, que lo hiciste muy bien. David…—dijo Ana
El silencio volvió a reinar junto a la oscuridad.
—¿El hombre sin rostro ha vuelto?— pregunto
David no respondió
—David, dijiste que no volvería.
—Lo siento tuve un momento de debilidad, no me sentía yo.
Ana lo abrazo y agarro su brazo lleno de cortes y cicatrices.
—Prométeme que no dejaras que el hombre sin rostro vuelva a entrar en tu cabeza, prométeme que no te volverse a cortar, que lo dejarás. Que tu no te volverás a cortar.—Dijo Ana
David quedo en silencio durante varios segundos.
—Vale, te lo prometo—dijo mientras abrazaba a Ana.
Aunque sabia que no seria la ultima vez ya que el hombre sin rostro miraba desde la oscuridad de la habitación. A el y a sus errores.

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