Mejor no correr

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En la grande cocina que rodeada un color azul , se encontraba Ana cocinando.
Ana con sus rizos dorados y sus ojos en los que te podrías perder en su bosque. Aunque entre sus bellos ojos ríos de rímel atravesaban su cara blanca como la nieve, aunque algo amoratonada y roja. Ella con su característico mandil rosa se encontraba cocinando, o eso es lo que hacia hasta que la comida resbalo hasta el suelo. Ella sollozaba nerviosa, sabiendo lo que le pasaría. Ese monstruo traído de una historia de Lovecraft, totalmente indescriptible para la raza humana. Necesitaba la comida y si no se enfadaría demasiado. Ana temía su llegada, lo temía a el. Que como un monstruo alto, fornido y con grandes cicatrices. Sabia lo que le esperaría en su llegada.
Cuando ella parecía calmarse oyó como el sutil sonido de las llaves llegaba hasta su casa. La puerta se abrió y de ella, un fornido hombre con un traje negro y un maletín del color del frio café, entro en la casa. Pasos silencios que como en una iglesia su eco revotaba por toda la casa.
Ana inmovilizada que por la experiencia sabia que el acto de correr era peor simplemente se dio la vuelta como si nada hubiera pasado y como si el no estuviera. Recogió la comida y la tiro. Cuando los restos de comida caían al contenedor, el entro en la cocina. Aquel monstruo alto y fornido. Con bello en la cara y una melena larga. Simplemente miro con decepción a Ana. Sus miradas se cruzaron. Aunque Ana ya sabia que su marido le volvería a pegar.

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⏰ Última actualización: Mar 10 ⏰

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