Tul se sentó en la cafetería, su mirada nerviosa recorría cada rincón del lugar mientras esperaba a Mew. El local, envuelto en una atmósfera acogedora, estaba adornado con tonos cálidos que se mezclaban armoniosamente. Las paredes estaban revestidas de un suave tono beige, realzado por sutiles detalles en madera que aportaban un toque rústico y elegante.
Las mesas y sillas, distribuidas estratégicamente, ofrecían tanto espacios íntimos como áreas más abiertas para diferentes preferencias. La madera oscura de los muebles contrastaba perfectamente con los tonos suaves del suelo de cerámica, creando un ambiente acogedor y moderno.
El personal de la cafetería, ataviado con uniformes impecables, se movía con gracia entre las mesas, sirviendo bebidas y platos con una sonrisa amable. El aroma del café recién hecho flotaba en el aire, mezclándose con el suave murmullo de las conversaciones y la melodía relajante que sonaba de fondo.
Tul jugueteaba con la cucharita de plata sobre la mesa, sumergido en sus pensamientos. Se preguntaba cómo abordar el delicado tema con Mew. ¿Debería confesarle que lo había visto en las cámaras de seguridad? ¿O debería mantener ese conocimiento en la sombra, al menos por ahora?
Mientras sopesaba sus opciones, su mirada se desviaba hacia la entrada, esperando ansiosamente la llegada de Mew. La indecisión bailaba en sus ojos, pero su determinación por descubrir la verdad superaba cualquier reticencia.
La camarera se acercó con una sonrisa radiante, interrumpiendo sus pensamientos.
—¿Desea ordenar algo mientras espera, señor? —Le preguntó con cortesía.
Tul asintió, pidiendo un café negro para calmar sus nervios. Observó el vaivén de la cafetería, preguntándose si Mew notaría su agitación cuando finalmente llegara. Estaba a punto de descubrir secretos, y el suspense se adueñaba de su ser.
De repente, Tul percibe pasos acercándose, y al girar la cabeza, se encuentra con Mew, quien, con una sonrisa irresistible, le pregunta:
—¿Puedo sentarme?— Mew luce indudablemente atractivo con una camisa negra de tirantes que resalta sus brazos bien formados y una chaqueta que añade un toque de misterio a su presencia. Antes de observar fijamente a Tul, Mew se quita los lentes, revelando unos ojos profundos y penetrantes que capturan la atención de inmediato. Además, una sutil fragancia de su loción facial impregna el aire, creando un ambiente más íntimo y agradable en la cafetería.
Tul, intrigado por la presencia magnética de Mew, lo observa detenidamente. Entre risas.
—Lo siento, está reservado— Responde, Mew algo nervioso, se rasca la cabeza antes de que Tul suelte una pequeña risa y añada con picardía —Para mi cita, supongo que eras tú—Los hoyuelos en las mejillas de Tul hacen acto de presencia, causando que Mew quede momentáneamente embelesado. Asintiendo, Mew, encantado por la sonrisa de Tul, toma asiento.
—Hola—Saluda Mew con una voz cautivadora.
—Hola— responde Tul con un brillo en sus ojos que nunca antes Mew había presenciado. —Diría que me sorprende, pero me imaginaba que eras tú— comenta Tul con una mezcla de diversión y complicidad.
ESTÁS LEYENDO
Mafia en Nueva York [MEWTUL]
RomanceNueva York, la ciudad que nunca duerme, se cernía sobre el horizonte con sus imponentes rascacielos, testigos mudos de las oscuras intrigas que se escondían entre sus calles. En el corazón de la metrópolis, Mew Suppasit reinaba como el jefe indiscut...