Día cuatro.

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Jueves siete de marzo.
Como todos los jueves que dejo algo pendiente para el día siguiente me lo encuentro sin hacer y con reclamos, obviamente porque el peine desinfectandose del día anterior no se aclarado solo por la mañana yo estando en el mediodía de descanso, ¿y esto a qué viene?.
Llegó el jueves, me cambio, recojo, barro, limpio, seco, y cuando se dignan a salir de la cocina (no del todo) cuento las toallas que hay dentro de la lavadora, voy a por el restante al cubo para hacer 15 y cuando las meto y cierro la lavadora (para ponerla obviamente al día siguiente ya que está prohibido ponerla por la tarde porque no se secan), a la que la cierro recibo un: ¿no has tenido tiempo de aclarar el peine de los pipis o se va a quedar hay un día más?, (¿hola?, entre que acabo de llegar, has salido casi 20m mas tarde de la hora de comer "y abriéndote metido antes de la hora tachada" me reclamas que el cepillo está sin aclarar, el cepillo que estaba en la ventana de enfrente de tu cara *comiendo y desayunando* que puse ayer a desinfectar a última hora y yo llegando por la tarde a las tres me preguntas a mí que qué hace ahí todavía¿? a mí¿?, en realidad esta pregunta la tendría que haber hecho yo, ni lavadora puesta, ni peine enjuagado y la agenda con tres clientes (literalmente) de chiste, pero, hoy no me iba a quedar callada, bueno , no del todo...)
Así que respondí un: ¿Cuál dices?, ese que lleva ahí desde ayer? Voy.
A lo que responde: hay esque lo acabo de ver... 
Y yo para mí: ¿En serio? ¿Crees que me lo creo?, porque no, no cuela.

En fin, tiro el agua y yo le di al cepillo con una paletina.

Diario de una trabajadora quemada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora