7.- Conversaciones

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No había una palabra lo suficientemente fuerte para expresar el bochorno, la vergüenza que sentía.  Ni siquiera quería pensar en alguna medida de tiempo. Él no había durado mucho antes de correrse con un gruñido bajo.

También intentó con todas sus fuerzas no pensar en el hecho de que Yaoko no había escupido su... Esencia en el suelo o en su mano, sino que lo había tragado sin hacer ningún comentario. Ella solo le había sonreído con complicidad y orgullo.

Maldita sea... Ella era totalmente una caja de sorpresas.

Si bien no tenía mucho conocimiento de como eran las mujeres antes de entrar a U. A. Había creído que la interacción con sus compañeras le otorgaba información suficiente para saber cómo y por qué actuaban como lo hacían. Ellas eran diferentes a Yaoko. Eran tímidas, conservadoras, insinuantes... Y luego estaba la pelinegra, quien técnicamente le decía con cada avance que tenían "Voy a follarte, y te gustará"

Ciertamente, cada que pensaba en ello una incomodidad sorda le golpeaba en el estómago, al principio pensaba que era incomodidad, pero ahora sabía que era expectación. Él quería que pasará. Así que intento tragarse todas las emociones negativas y enfocarse en la nueva experiencia que ahora tenía.

Se le quedó viendo durante varios minutos sin que ella se diera cuenta. Estaban por terminar de limpiar el lugar.
Era extraño. De alguna manera se sentía diferente, una sensación de orgullo le recorría el pecho además de que se sentía sumamente tranquilo en compañía de su compañera, estaba tentado a sonreír y a hablar. Tenía que saber más de ella.

—¡Listo!-Exclamó ella mientras cerraba la última bolsa de basura. Se giró para verlo — ¿Ocurre algo?- le preguntó al notar su mirada.

—¿Por qué eres diferente? - Su rostro no cambió al hacer la pregunta.

Ella levantó una ceja. — Vaya, no sabía que era una vaca- Le respondió con sarcasmo. Él giró sus ojos. — Bueno, es una pregunta muy ambigua, tienes que ser más específico. ¿En qué soy diferente?

Él lo pensó un momento. Dijo en voz alta lo que ya había pensado — No eres como las otras chicas... Eres... Diferente a ellas. Más atrevida, más abierta... No estoy seguro de como describirlo.

Ella se sentó en una silla frente a una mesa.

—Bueno, tomaré ese como un cumplido. Y está bien, no tienes que pensarlo mucho. Sé que soy diferente.

Todoroki se acercó a ella, sentándose justo en frente. Esperó en silencio.

—Provengo de una familia intercultural.

Eso sí fue una sorpresa.

—Mi papá es japonés, mi mamá es mitad japonesa y mitad latina. Si bien he vivido aquí toda mi vida, también he podido ir a México y experimentar esa parte de mi historia. — Sonrió mostrando los dientes al recordar algunas de sus aventuras. —  Apesar de vivir en Japón durante muchos años, mi mamá nunca olvidó su infancia y adolescencia, y todo lo que aprendió allá. Por eso soy diferente, veo las cosas desde otra perspectiva.
Sé cómo funciona la sociedad japonesa y usualmente no tengo problemas, pero no puedo evitar actuar de otra manera. En general, la manera en la que las mujeres actúan en México es diferente a las de aquí.

Todoroki lo proceso un momento. Sabía lo suficiente de geografía para identificar el país que, por estereotipo, era amante de lo picante y los gorros en punta gigantes, pero no sabía más nada.

—Debio de haber sido fantástico. - Exclamó, imaginando cuales serían las diferencias culturales.

—Lo fue, sin duda. Es una experiencia fabulosa. Puedo decir que tener otras maneras de ver la vida nos genera más seguridad y tranquilidad. Los japoneses son muy serios, y cerrados. A mí me gusta divertirme más.

||Accidentes II Todoroki ShotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora