Entrada 1: Noticias malas y noticias peores

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Sé perfectamente que nadie se va a tomar la molestia de leer esto, así que puedo ser lo más sincero que me dé la puta gana y no va a haber problemas.

Todo empezó cuando me levanté, todavía faltaba una hora y media para ir a mi cita con el cardiólogo.

¿Por qué voy a ir con el cardiólogo?
Porque se me ocurrió la brillante idea de consumir una sobredosis de medicamentos psiquiátricos controlados.

No pregunten para que, ya saben la respuesta

El punto es que, bajé para encender el calentador y poder ducharme, pero eso no iba a pasar.

Por más que intentaba girar la manilla del calentador, éste nunca encendía. Ni aunque lo apagará y lo volviese a encender, ni cambiándole la pila al conducto de la mecha, nada.

Así que me di vuelta y me encontré una pila gigantesca de platos que todavia faltaban por lavar; así que, sin otra cosa útil que hacer, los lavé todos.

Ya en un último y desesperado intento por no oler mal, logré encender el calentador, faltando solamente 30 minutos para la cita.

Logré bañarme rápido y shalala, ya saben.

Una vez en la cita con el cardiólogo, le expliqué la situación de la sobredosis y todo lo demás.

En resumen, me tuvieron que repetir el electrocardiograma y me programaron para un ecocardiograma en unas 3 semanas, además de recetarme medicamentos para la presión arterial, ansiedad y taquicardias.

Al parecer tengo un bloqueo total de la rama derecha del corazón.
Se supone que no es malo, pero igual me prohibieron beber, fumar, tomar bebidas energéticas o drogarme hasta la nueva consulta.

También quieren un examen de perfil tiroideo porque al parecer lo tengo bastante alto.

Para medio cerrar el día, una cita con mi psicóloga habitual, a la que logré convencer de que me cobrara un poco menos de dinero, ya que tenía muchas cosas que pagar entre los estudios, medicinas, citas médicas y otras cosas.

Al final del día, siendo justamente media noche y tres minutos, estoy a punto de cerrar este capitulo, listo para irme a ver a bob esponja junto con una botella de vino tinto mezclado con unas cuantas gotas de Clonazepam clínico.

Se que hoy no fue el día más trágico ni gracioso y mucho menos fue el ejemplo perfecto de lo que representa la ley de Murphy en mi vida.

Pero créame, les garantizo que más adelante habrá todo eso y más.

Hasta entonces, no creo que falte mucho para desmayarme y poder dormir.

Buenas noches, querido Diario.

El diario más catastrófico de todos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora