Capítulo 35

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Estaba anonadada, no sabía qué hacer, así que se acercó un poco, estiró su mano y lo tocó… pudo sentir su rostro, el ligero calor que emana de su cuerpo por las altas temperaturas en las que se encontraban normalmente, sonrió y comenzó a llorar.

Aixa: ¿Eres tú? ¿De verdad eres tú? – dijo sin dejar de tocarlo.

Connlaodh: Sí hermana, soy yo, Conna – abrió sus brazos, y sin dudarlo ambos se abrazaron, lloraron.

Aixa: ¿Cómo es esto posible? – dijo sin alejarse de esos brazos.

Connlaodh: Es el collar, todavía hay una parte de mi alma en él, y cuando nuestras almas conectadas se unen, hacen que brote y me puedas ver, pero solo tú – la contraria sonrió.

Aixa: Tú sabías esto y no me dijiste.

Connlaodh: En realidad… no lo tenía bien claro, fue cuando pasó que lo entendí mejor.

Aixa: No hablo sobre los collares – dijo alejándose un poco.

Connlaodh: Yo tampoco – la mayor lo detalló estaba en su forma tritón, tal cual lo recordaba.

Aixa: Pero sabías que algo así pasaría ¿Por qué no me dijiste? – dijo no tan tranquila.

Connlaodh: Porque sabía que intentarías detenerlo, y a veces este tipo de cosas tienen que pasar, además no lo sabía del todo, solo eran sospechas, sin contar que con cada decisión que uno vaya tomando en el camino, el destino suele torcerse o enderezarse.

Aixa: Las direcciones que tomamos cambian nuestra ruta – dijo entendiendo.

Conna asintió – por eso no estaba seguro de lo que pasaría, más sabía que debía hacer algo al respecto porque si no, las cosas terminarían muy mal.

Aixa: Entiendo, ahora dime ¿Qué debo hacer? – dijo desesperada.

Connlaodh: ¿Hacer con Declan? O ¿Hacer con Behemonth? – esa pregunta la desconcertó, pues quería saber cómo derrotar a Behemonth y salvarlos a todos, pero no quería dejar morir al pirata, Aixa negó, no quería dejarlo morir, pero ya lo estaba.

La mayor triste respondió – con Behemonth, ya él murió – tensó la mandíbula para evitar llorar delante de su menor.

Connlaodh: ¿Qué pasaría si te dijera que todavía no está muerto? – La sirena se sorprendió – no está vivo, ni muerto, está en el limbo, sin saber a dónde ir. Hay una forma de salvarlo, pero también de matarlo.

Aixa: ¿Cómo así? – dijo extrañada.

Connlaodh: Existe una alga dorada que se crea con el poder que tiene el tridente de nuestro padre, esta alga juzga el corazón de cada ser viviente y ella decide si debe morir o no, todo depende de si su corazón es bondadoso, bueno y si tiene todavía pendientes en ese plano terrenal – la contraria se quedó pensando.

Aixa: ¿Cómo la consigo? – dijo segura.

Connlaodh: Puedes hacerla tú misma, tienes los poderes que te ofreció el tridente de padre, pero… debes entender el riesgo, primero, te dejará sin mucha fuerza acortándote el tiempo en la tierra, para recobrar todo deberás volver a tu forma sirena – asintió – segundo, él es un pirata, y recuerda que los piratas no son reconocidos por ser bondadosos, no todos lo son, así que si se lo das, le estarás ofreciendo la vida, sí, pero también su muerte inminente – ella lo entendía.

Aixa: Lo sé, pero debo intentarlo todo, fue quien te llevó de vuelta.

Connlaodh: ¿Sólo el que me llevó de vuelta o de quien te enamoraste sin darte cuenta? – cuestionaba curioso.

Aixa: Yo… - se sentía acorralada, la agarró desprovista – no, eso no.

El menor se rio – hermana, conmigo no puedes fingir – tocó su collar – te conozco mejor que nadie, te has enamorado de un pirata, del capitán más buscado en ambos mundo, y de verdad no voy a juzgarte ¿Sabes por qué? – La mayor negó – porque yo también me enamoré de un pirata y lo único que pude hacer fue – se sonrojó al recordar – decirle y dejarlo – sonrió.

Ella estaba de frente a él, miraba directamente a sus ojos, sabía que esa sonrisa no era de felicidad si no de tristeza por no haber tenido más tiempo, habérselo presentado en circunstancias más tranquilas, sonrió de la misma manera que el tritón.

Aixa: Tienes razón, me gusta – hizo una pausa – pero ahorita no puedo pensar en eso, ahorita debo pensar en que hay un guerra injusta que no sé cómo detener, mis sentimientos por ahora se pueden ir al abismo, cuando tenga tiempo los buscaré y encararé. Por ahora dime ¿Cómo detengo a Behemonth?

El menor asintió – Behe tiene la orca de Hades, que eso lo hace bastante poderoso, pero hay algo que él no tiene y es tu inteligencia y tu fuerza, quiere el trono y para eso debe enfrentarse a la legítima heredera del trono, porque ambos sabemos que Diallo está ahí porque lo dejaste, por eso quiso sacarlos del juego, Diallo está encarcelado, pues apenas entró a nuestras tierras lo acusaron de traición, diciendo que fue tu cómplice, que él te ayudó a ser humana – la sirena se sorprendió – lo sé, pero él está bien. Padre ha esperado tu regreso para juzgarlos a ambos. Si llegas exponiendo tus poderes y retando a Behemonth en tu forma sirena, te dejaran libre hasta que termine el duelo, y luego deberás recibir el castigo del consejo por haber hecho lo que hiciste.

Aixa: ¿Pero esos duelos no son a muerte? – dijo preocupada.

Connlaodh: Sí, deberás matar a Behemonth o en algún momento él lo intentará contigo – sabía que esto pasaría, que alguno de sus hermanos moriría, pero prefería que fuera quien les causo daño a todos, antes de que destruyeran su hogar.

Ambos entendían lo que sucedía y concordaban con ello, por eso la princesa asintió.

Aixa: Envíame de vuelta, debo terminar con todo esto – dijo completamente seria.

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Lamento la tardanza, no he estado muy bien de salud.

Pero cuéntenme ¿Qué tal les ha parecido la historia hasta ahora?

Recuerden dejar su estrellita.

Eos amo.

La Venganza de la SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora