goodbye champion

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Un pequeño rubio y de ojos azules se preparaba para ir a la cama, pues ya era su hora de descanso,

Ya estaba recostado en su cama, viendo como su madre se acercaba a él con una sonrisa, demostrando todo el amor que tenía hacia su hijo, esa peliroja lo amaba como a su vida. Detrás de ella estaba su padre, recargado en el marco de su puerta limpiando sus mejillas disimuladamente, pero debajo de esas gafas negras estaba los ojos grises de su padre rojos e hinchados del llanto, cosa que aquel peque no visualizo.

La peliroja se sentó en la orilla de la cama y beso la frente del pequeño

—Mi pequeño Matthew....

Susurró su madre

Al día siguiente un joven Jack y una Joven Julia se arrodillaron frente al menor justo en la habitación desordenada de su pequeño

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Al día siguiente un joven Jack y una Joven Julia se arrodillaron frente al menor justo en la habitación desordenada de su pequeño.

El sol de la mañana se colaba por la ventana, iluminando el rostro confundido de Gustabo.  Afuera, un taxi esperaba con el motor en marcha.

—Matty, papá y mamá tienen que irse por un tiempo, ¿sabes? Un viaje de trabajo muy largo, sabes que trabajamos para que nada malo pase en Los angeles— Comento Conway con su voz un poco cortada y Julia no podía hablar ya que las lágrimas la delatarían.

Matty con inocencia pura y ternura les pregunto—¿Puedo ir con ustedes papá? No me quiero quedar solo...

El mayor de los tres traga saliva, sintiendo un nudo en la garganta.

—Me encantaría que vinieras, campeón, pero esta vez no puedes. Pero te prometo que volveré pronto, ¿de acuerdo?— Jack como podía trataba de ser serio en todo el momento, y lo estaba consiguiendo, solo vio como Julia salió de la casa con las maletas de ellos.

El menor mira a su padre, sin comprender del todo la situación, pero asiente con la cabeza.

—Me traeras un regalo verdad papi— Dijo Matty con emoción en su voz

—Por supuesto, te traeré algo especial. Pero tienes que ser muy fuerte mientras no estoy, ¿vale?— Comentó con una voz triste, no podía hacer nada.

—Lo haré, papá. Seré el mejor.

Jack abraza a Matty con fuerza, luchando contra las lágrimas. Julia entro besando la cabellera dorada de su hijo y sin decir nada salió nuevamente

—Te amo mucho, Matthew. Nunca lo olvides.

—Yo también te amo, papá.

Con un último abrazo, Jack se pone de pie, y sale del apartamento mirando con seriedad a su esposa.

El taxi se desliza por las calles grises de la ciudad de los Angeles llevando a Jack y a Julia lejos de su pequeño lejos de matthew.

Con cada kilómetro que pasa, una parte de ellos se resiste, gritando internamente contra la injusticia de su situación. No es solo el trabajo lo que lo aleja; es una amenaza mucho más oscura y profunda, una que pone en riesgo la vida de su hijo y que no quería que a tan poca edad se lo llevarán.

La decisión de Jack y de su esposa, de dejar a Matthew no viene de la ambición o la negligencia, sino de un profundo sentido de desesperación y miedo.

Unas semanas antes, había recibido mensajes del gran conocido "Él calavera", cada uno más intimidante que el anterior, advirtiéndole de las consecuencias si no seguía ciertas órdenes (órdenes que lo alejarían de su ciudad, de su país, y lo más doloroso, de su hijo)

Sentados en el asiento trasero del taxi, Jack repasa los eventos que lo llevaron a este momento. Había intentado desmantelar la mafia esa, pero las sombras que lo amenazaban eran escurridizas y peligrosas, con tentáculos en lugares que ni siquiera él se atrevía a tocar. La CIA no había podido garantizar su seguridad, ni la de Matthew, ni la de Julia, de nadie que sea alguien cercano a Conway.

"Lo siento, Matty Esto es para protegerte. No tengo otra opción."

La noche antes de su partida, Julia había revisado una y otra vez los mensajes amenazantes en su teléfono, cada palabra tenía una puñalada en su corazón.

"Mantente lejos si quieres que el niño viva".

La claridad del mensaje era aterradora. Le habían dado en su punto débil. No había nombres, no había demandas de rescate, solo una orden: irse y no mirar atrás.

—Jack ¿estás seguro de esto? ¿No hay otra manera?— Menciono Julia con sus ojos hinchados de las lágrimas

—No hay elección. Es esto o... no quiero ni pensarlo. Pero tenemos que estar listos para lo que venga, Desmantelare esa puta magia cueste lo cueste.

Jack agarro la mano de su esposa y la beso, sintiendo como lágrimas silenciosas caían por sus mejillas.

Al llegar al aeropuerto, el Mayor se siente como si estuviera en un sueño, una pesadilla de la que no puede despertar. El peso de su decisión, la presión de las amenazas, todo se combina en una neblina de miedo y determinación.

Suben al avión, cada paso una agonía, cada momento alejándolo más de su pequeña felicidad de los dos, pero con la esperanza de que este sacrificio lo mantenga a salvo.

—Perdóname, campeón, Algún día entenderás que esto fue por ti. Te amo, hijo.— Dijo Conway mientras consolaba a su esposa, era la primera vez en tantos años que de verdad temia de algo.

— Dijo Conway mientras consolaba a su esposa, era la primera vez en tantos años que de verdad temia de algo

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