Fotografía

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ADVERTENCIAS: Contenido sexual poco explicito.

NOTA: Los personajes no me pertenecen y sólo son utilizados para entretener al lector.

DECLARACIÓN: Todas las ilustraciones mostradas en esta historia si me pertenecen y no han sido tomadas de otro artista.

Este fanfic está hecho para el reto de Escritores Inefables de GrimDragon139  💕 , sobre cinco palabras. ¡Muchas gracias por aceptarme en el grupo! Y espero que el contenido y el concepto sea de su agrado!


 ¡Muchas gracias por aceptarme en el grupo! Y espero que el contenido y el concepto sea de su agrado!

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Iba a decírselo.

En verdad iba a hacerlo, pero tras el silencio incomodo que se presentó cuando aquél supuesto compañero de viejas batallas que Crowley dijo no recordar se marchó, con su séquito de muertos vivientes, supo que las cosas no estaban bien en la cabeza de su viejo amigo demonio, por lo que este último tomó la iniciativa de retirarse inmediatamente, dejándolo a solas en aquél camerino que pertenecía a las chicas de Camelot, y que, por falta de espacio, tuvo que compartir con ellas.

Las mismas estarían por regresar en cuestión de minutos, pues el espectáculo no tardaría en finalizar; los aplausos y el vitoreo de los espectadores le dejaba saber que aquello que presenciaban en el escenario era cada vez más interesante.

Se observó en el gran espejo del camerino; abandonado y con aquél ridículo maquillaje en el rostro que simulaba un escaso bigote. Todo a extraño juego con la estola de plumas blancas que tomó de las pertenencias de las chicas dado a lo animada que se encontraba la conversación entre él y Crowley momentos antes de que Furfur se hiciera presente para arruinar aquella mágica noche.

Y ahora la noche, de mágica, tenía nada.

Bufó con fastidio y notó en el espejo aquellos extraños gestos que siempre hacía cuando estaba molesto y que seguramente, a este punto de sus encuentros, ya significaban algún tipo de lenguaje para Crowley, pues siempre sabía cómo actuar cuando en...

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Bufó con fastidio y notó en el espejo aquellos extraños gestos que siempre hacía cuando estaba molesto y que seguramente, a este punto de sus encuentros, ya significaban algún tipo de lenguaje para Crowley, pues siempre sabía cómo actuar cuando entraba en ese modo.

Pero ahora su compañero no estaba ahí para complacer sus caprichos después de burlarse de él o mencionarle repetidamente que no sucumbiría a sus exigencias, para inmediatamente después, y tras aquellas miradas de inconformidad de su parte, vinieran grandes planes para ambos de pasar el resto de la velada juntos, bebiendo vino y acompañados de algunos aperitivos.

Sucedió en Berkeley SquareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora