Diario de un Mercenario.

Capítulo 1: Sin recuerdos.

Pensé que la última vez que vería a una de esas cosas seria en Raccoon City...

Lo único que sentía era mi corazón sonar y tamborearse lentamente, con la cara fría recostada en donde al parecer yo había echado una siesta. Me dispuse a abrir los ojos, observé que me encontraba acostado en el colchón de en una habitación que jamás había visto antes. Mientras me levantaba para sentarme sobre la cama me comenzó a rebotar en la mente el grito de una chica, -¡Cuidado!-, por un momento pensé que de verdad alguien lo había dicho, me sacudí la cabeza antes de que me diera un dolor muy fuerte en esta, junto a otro en la espalda y en mi pierna izquierda, en realidad, todo mi cuerpo estaba adolorido. Me quejé con un gemido de dolor, me sobé los ojos y me limpié la saliva que se había escapado por dormir con la boca abierta, mi cuerpo aún estaba adormecido, y el dolor en mi cabeza no era normal, no solo migraña, sino también dolor de un golpe, un moretón.

Hacía un poco de frío, miré en la mesa de noche que estaba junto a la cama, vi una pistola nueve milímetros, a primera vista noté que era una Glock 17 con su linterna equipada, ¿Un arma?, no es común despertar en un lugar que no conoces con una pistola a tu lado. Al fin pensé, ¿Qué hago aquí? No recordaba nada, mi mente aún estaba en blanco y adormecida, y los dolores que sentía no ayudaban en nada, ya me estaba alertando. Bostecé y miré a mí alrededor, me encontraba en una habitación algo espaciosa, con mesas y casilleros, un televisor pequeño sostenido de la pared, una mesa principal en el medio del lugar, con un teléfono casero en esta, y una nevera pequeña en una esquina.

Mi mente estaba comenzando a fluir, y antes de que se me olvidara recordé nuevamente el grito de la chica, ¿Qué pasa acá? Era lo que pensaba mientras agarraba la pistola por inercia, saque el cargador y miré cuantas balas tenia, ocho, ¿Pero por qué hay un arma aquí a mi lado? ¿Sera mía? ¿Para que la necesitaría? Me levanté de la cama, se me complico un poco mantenerme de pie, mi pierna izquierda estaba muy adolorida. Decidí revisarme para ver que cargaba conmigo, tenía puesto una franelilla, un jean y botas, me comencé a revisar los bolsillos, de uno de mis bolsillos traseros saqué mi cartera y le eché un vistazo, en ella mi tarjeta de identificación, junto con mi nombre: 'Carlos Oliveira', y unos billetes, ni siquiera la licencia de conducir la tenía. Luego en uno de mis bolsillos delanteros saqué mi móvil, al mirar la pantalla en negra lo intenté encender, 'sin batería', fue lo único que apareció de la pantalla para volverse a apagar sin éxito, vaya, lo que faltaba, no me acuerdo de nada y mi teléfono esta descargado.

¿Alguien me habrá secuestrado y me hizo algo para no recordar? ¿Entonces por que tengo mi teléfono y mi cartera con billetes? ¿Y este arma?

Cargué la pistola, y decidí en echarle un vistazo al lugar. En frente de mí se encontraba una puerta de madera cerrada, me acerqué caminando un poco maltrecho, la golpeé un par de veces y esperé unos segundos, ¿No hay nadie? Agarré la manilla y la moví, fui empujando la puerta lentamente... Era un simple baño, con su ducha, inodoro y lavamanos. Entré y cerré la puerta desde adentro, noté que el lavamanos se encontraba mojado, alguien estuvo aquí hace poco. En el espejo sobre el lavamanos me pude ver, tenía un moretón en el lado izquierdo de la frente, cerca del ojo, aún la herida estaba abierta, ¿Qué me sucedió? Me lavé las manos y el rostro y me sequé con una pequeña toalla que estaba allí, con cuidado por el moretón que aún dolía. Salí del baño y cerré nuevamente la puerta, ahora tenía que saber que diablos estaba sucediendo, esto esta bastante extraño. Al otro lado de la habitación había una puerta de metal, no había notado nada raro en la habitación, o algo que me pudiese ayudar a recordar, así que decidí salir. Fui a ella, al abrirla vi que era una garita de vigilancia, y de donde yo venía era el cuarto de descanso de los guardias.