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Jungkook lo logró. Admitieron al cachorro en el restaurante y ahora se encontraban disfrutando del cálido ambiente que este les transmitía. O más bien, era la persona que les acompañaba, pero ninguno admitiría eso en voz alta.

Al menos no ahora. No con la incómoda situación de la que ambos eran protagonistas.

—¿No te sientes observado? —inquirió, aferrándose al brazo del mayor inquieto.

—Deberías acostumbrarte, bonito. —habló despreocupado. —Recuerda que andas con Jeon Jungkook. Te vas a sentir observado por dos razones, una porque los periodistas son bastante insistentes o dos, porque yo siempre te estoy observando. —concluyó, emitiendo esas palabras con tal simpleza que descolocó al menor. Ahí estaban de nuevo las malditas mariposas.

Aunque a esta altura no estaba seguro de que fueran delicados insectos revoloteando dentro de él, se sentían como miles de mini gorilas tratando de escapar despavoridos.

—Deja de bromear con ese tipo de cosas.

—No bromeo. Y lo sabes muy bien. —expuso tranquilo, observando cómo el rostro del menor se teñían de un bonito rosado que contrastaba con su acanelada piel.

—¡Ush! Comamos pronto, así te dejo de escuchar hablar cosas sin sentido. —se adelantó, evitando ser visto por el azabache.

Se acercaron a la mesa que había sido rápidamente seleccionada y arreglada para el sofisticado señor Jeon, siendo observados por el mesero que esperaba inquieto a un lado de la silla de Taehyung, extendiéndole esta para que el hermoso joven se pudiera sentar.

—Yo lo haré. —expresó, arrebatándole la silla, acomodando a Taehyung en la mesa.

—Gracias. —enunció en dirección al mesero, que ahora yacía incómodo a un lado de la mesa.

—Dame lo mismo de siempre. —requirió imponente, sentándose frente a el rubio.

El pobre joven no emitió palabra alguna, solo hizo una venia de noventa grados, para posteriormente, largarse de ahí.

—¿Por qué gracias si no hizo nada? —consultó molesto, empujando su lengua contra su mejilla interna, haciendo que su quijada se marcara y su rostro tuviese una expresión más dura.

Qué vista tan encantadora.

—¡Jeon Jungkook! ¿Qué hemos hablado? Debes aprender a ser más cortés y agradecido. —habló Taehyung, reprendiendo al mayor.

—Está bien. —cedió, alargando la palabra de manera infantil. —Ah, precioso, cuéntame qué ocurrió con tu amigo Jimin. —demandó pasivamente con un evidente deje de interés.

—Ehmm... —emitió el rubio dubitativo. —Nada en particular. —el volumen de su voz bajando a medida que hablaba, haciendo notoria la quebrada de sus palabras.

—De acuerdo. —profirió, observando a lo lejos cómo se acercaba el mesero con una costosa botella de vino para la pareja. —¡Ha llegado lo segundo más exquisito!

—¿Lo segundo? ¿Y qué es lo primero, Jeon? —curioseó, tratando de evadir el tema relacionado con su mejor amigo.

—Tú. —concluyó con simpleza, mientras el joven vertía el líquido en las cristalinas copas y el rubio lo observaba con sus ojos abiertos a tope.

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⏰ Última actualización: Oct 31 ⏰

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rules of daddy ✧ kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora