Las puertas del gran avion se abrieron, dando paso a los pasajeros.
"Mierda, llego tarde" Pensó Noa mientras corría hacia el avión poco antes de que se cerraran las puertas.
-Mierda, está lleno. -murmuró la joven-
Un chico levantó la cabeza al escuchar la voz de la joven.
-¿Quieres sentarte? -Preguntó señalando al asiento vacío a su lado-
-Ah, muchas gracias. -Dijo Noa mientras se sentaba a su lado-
El chico solo asintió y miró por la ventana dejando un silencio incómodo, en el cual Noa aprovechó a observar al joven.
El chico usaba una mascarilla negra y una gorra roja, sus ojos, o lo poco que se podía ver de ellos eran oscuros, tenía un aura misteriosa, y Noa no pudo evitar sentir curiosidad por el.
-¿Estás enfermo?
El chico subió una ceja.
-La mascarilla -Acalró la joven-
-No, no estoy enfermo. -Respondió fríamente-
La chica no parecía afectada por su frialdad, si iba a estar en un viaje largo con el, quería conocerlo.
-¿Y a donde vas?
-A Japón, ¿Y tú? -Preguntó el chico, aceptando que la chica no se iba a callar en todo el viaje-
-¡Yo también! -Exclamó la chica emocionada- ¿Y a que vas tan lejos?
Hubo un silencio sospechoso antes de que el chico respondiera.
-Voy a ver a un familiar, se mudó a Japón hace años y me apetece verlo.
-Ah, me alegro, yo voy a ver a mi novio.
Una sonrisa se dibujó en la cara de Noa cuando mencionó a su novio.
-¿Ya tienes novio tan joven? -El chico subió una ceja-
-¿Joven? Tengo 20 años. -La chica resopló-
-Pareces más joven.
-Supongo que eso es bueno -Noa se rió levemente- Tú también pareces joven.
-¿Quieres que te diga mi edad, verdad? -Preguntó el chico con su tono frío habitual-
Noa asintió con la cabeza.
-Y tú nombre también, señor misterioso.
-No me llames así -El chico gruñó- Soy Max, 30 años.
-Encantada, soy Noa. -La joven le dedicó una dulce sonrisa-
-Igualmente.
El resto del viaje fue igual, Noa hablando y Max escuchando y respondiendo muy de vez en cuando, ninguno de los dos sin saber que sus caminos se volverían a cruzar más tarde.