7

8 2 0
                                    


Jimin no sabía que horrible pecado había cometido en su vida anterior pero debió ser lo suficientemente malo para que, después de haber hecho todo lo humanamente posible para evitar al profesor Jeon en todo el día, este cruce miradas con él apenas entra en el salón de clases.

Si estuviera un poco menos nervioso, Jimin hasta podría reírse de lo ridícula que era su situación en ese momento, pero no lo estaba.

La clase parecía transcurrir con normalidad menos para dos personas, los contantes errores en las tutorías impartidas y la falta de participación del mejor estudiante de la clase eran sin lugar a dudas extraño e inquietante.

Jimin no sabía si debía hacer un hueco en el piso y enterrar su cabeza en él o pedir permiso para ir al baño, huir y no volver jamás. La segunda era bastante tentadora, lo era hasta que por su mente pasó los chancletazos de su mamá y los jalones de oreja de Hoseok.

Los minutos pasaban agonizantemente lentos y Jimin se sentía cada vez más perdido en su propia cabeza, en las voces a su alrededor opinando de las indicaciones del profesor, en el sonido de las hojas de los cuadernos al pasarlas, en la voz del profesor llamando a su nombre.

¡En la voz del profesor llamando su nombre!

—Señor, Park Jimin.

Ojos mirándolo, ojos estudiando su cara enrojecida por la vergüenza. Risitas evaporándose mientras el profesor volvía a repetir su nombre.

—¿Si?

Jimin no podía reconocer su propia voz. Los nervios y la pena habían jugado su parte en hacerlo avergonzar más, porque ese 'si' parecía mas el canto de un gallo que la voz de una persona.

—Quédese un momento después de la clase, necesito comentar algunas cosas con usted.

Jimin solo asintió porque dudaba de la estabilidad de sus cuerdas vocales para decir cualquier cosa.

Estoy jodido.

"F" for kissing - km auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora