Luego de terminar con una tóxica relación, Hoseok conoce a Min Yoongi quien de inmediato se convierte en su socio colaborador, pero más allá de dedicarse exclusivamente a trabajar a su lado, comienza a desarrollar sentimientos por él. Yoongi llega a...
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A un costado del restaurante, se adentró al estacionamiento conduciendo en dirección a donde un par de empleados le señalaban. Usando lentes cobrizos para cubrirse los ojos del sol, Yoongi se acomodó en el lugar indicado y apagó el vehículo.
Antes de bajar, puso en su lengua una lámina de menta y después aplicó un poco más de loción sobre su cuello y muñecas, viéndose en el espejo retrovisor para asegurarse de que todo estaba orden con su apariencia.
Sin quitarse los lentes para el sol, tomó su maletín y bajó, saludando a los empleados que aguardaban frente al auto ante cualquier situación.
—Soy Min Yoongi y tengo una reunión con Hope World —se anunció.
—Oh, ¿de Agust D?
—Así es —respondió, esperando con paciencia con una mano dentro del bolsillo de su pantalón.
—Bienvenido, señor Min. Justo ahora acaban de llegar los de Hope World. Permítame llevarlo a la mesa.
El empleado se encaminó, pero asustado, Yoongi miró deprisa la hora en su reloj.
—Espere, ¿ya llegaron? Pero todavía faltan unos minutos —lo detuvo para averiguar.
Y en ese momento Taehyung llegaba también, estacionando su vehículo a un lado del suyo.
—Sí, señor, acaban de llegar.
—Yoongi, llegaste —saludó su amigo con un abrazo.
—Tae, ya llegaron, ¿y ahora?
—Pero todavía faltan diez minutos, no estamos siendo impuntuales, ¿oh, sí?
—Espero que no, odio la impuntualidad —comentó Yoongi, viendo al empleado que los esperaba a unos pasos avanzado.
Así que los dos caminaron detrás de él, observando los autos estacionados, hasta que Yoongi miró algo que se le hizo bastante familiar.
—No no, no estamos siendo impuntuales —decía Taehyung nervioso—. Llegamos bien, ellos solo llegaron antes...
Los ojos de Yoongi seguían inspeccionando el área y aquello que había llamado su atención: junto a la entrada al jardín de las mesas, había un auto que el pelinegro ya había visto antes. Y entre más se acercaba, su corazón más se alteraba.
Taehyung seguía hablando, pero no podía poner atención a él, porque en su cabeza se preguntaba si acaso se trataba del mismo vehículo.
Pero al llegar hasta él pasando al frente, descubrió que sí era el auto que había chocado con el suyo.
Abrió la boca en asombro y se detuvo por completo solo brevemente para confirmarlo.
—Yoongi, ¿qué haces? ¿No ves que ya nos están esperando? —su amigo lo tomó del brazo y lo jaló con él para seguir al capitán que los esperaba en la entrada.
