Minho viene de una familia un poco "rara." Personas que tienen el don de poder ver a los muertos y hablar con ellos, saber de su vida pasada. Se le hace raro al mayor cada que su abuela le pregunta si aún ha hablado con algún muerto, o sin tan siquiera a visto uno. Siempre se niegue, pero la realidad es que no deja de ver esos malditos fantasmas que hacen que se sienta volver loco.
Su padre había decidido mudarse de su vieja casa a una más cerca de la casa de la abuela, ya que ella se estaba enfermando bastante. Al entrar por esa nueva puerta recordó cómo un escalofrío recorrió todo su cuerpo al sentir muchas presencias sobrenaturales, sentía como había una en específico que lo hacía tener los nervios de punta. Aún no se acostumbra a ese "don," tampoco tenía planeado hacerlo porque su sueño era buscar ayuda a un padre para que le quite todas esas "estupideces."
Todo ese sueño se detuvo cuando desempacaba su ropa, estaba acomodado su habitación cuando le dio con mirar su closet y frente a el estaba ese chico, que parecía que tenía entre diecisiete a dieciocho, con cabello negro y vestido de un suéter blanco y pantalones negros flojos. El suéter estaba sucio, parecía tener polvo mientras que su pantalón estaba roto en sus rodillas.
Minho conectó miradas con ese chico y ambos parecían estar confundidos, más Minho. Normalmente los muertos que veían estaban horribles, golpes en la cara, cortadas por todo su cuerpo incluso disparos. Pero ese chico con mirada dulce no, el estaba en perfectas condiciones, como si no sufrió ningún daño a la hora de su muerte.
La llamada del Señor Lee hizo que esos adolescentes desconectaran sus miradas por un instante.
—¿Estas bien? - preguntó el señor entrando a la habitación del menor.
—Sí - contestó de manera fría para devolver su mirada hacia su closet, el fantasma había desaparecido.
—Minho, se que no te gusto la idea de venirte a vivir cerca de mamá, pero no puedes estar con esta actitud
—Me hubieras dejado con mamá, sabes que no soporto a tu madre, papá - continuó acomodando su ropa.
—Es tu abuela aún, así que debes respetarla - siguió al pálido con la mirada mientras este colgaba su ropa en el armario. —¿Me estás escuchando Lee?
—No soy sordo papá - soltó molesto, dándose la vuelta para devolverse a su cama (donde ahí tenía las cajas con su ropa,) encontrándose nuevamente con el mismo chico sentando al lado de las cajas, aún con expresión confusa. —¿Quien vivió aquí antes?
—Mmm, creo que un adolescente con su abuela, el que vendió la casa dijo que el chico se quitó la vida por razones desconocidas, ¿Por que? - sonrió con emoción. —¿Al fin viste un espíritu?
Rodeó los ojos y bufó. —No estoy loco papá - evito la mirada del chico y continuó con lo que hacía.
—No es estar loco Minho, es un don que corre en la familia
—¿Un don? ¿Ver muertos es un don? - volvió a bufar. —No digas tonterías papá, ¿Ya podrías irte? Quiero al menos ordenar mi cuarto tranquilo
El señor suspiró levemente. —Prepararé la cena - sin más bajó a la cocina. Minho intentó continuar con lo que hacía pero la mirada del muerto lo desconcentraba, sintió nuevamente un escalofrío cuando se había dado la vuelta hacia el closet para colgar su ropa. Ahí estaba el, ahora más cerca que antes
—Está es mi habitación - dijo, parecía que haberse parado frente al armario fue con intención de que Minho no continuara colgando su ropa.
—Ya no más. - respondió de manera fría.
—¿Puedes....oírme? - preguntó con asombro.
—¿Eres sordo? ¿No escuchaste la conversación que tuve con mi padre hace dos minutos? - le pasó por el lado al chico para colgar su ropa.
ESTÁS LEYENDO
En la siguente vida...¿Cierto?
RandomLee Minho es un adolescente que es maldecido por tener la habilidad de poder comunicarse con los muertos. Él odia poder hacer y quiere ser bautizado ya que así el espera terminar con su maldición. Pero eso pensar podría cambiar al conocer al muerto...