Capítulo tres

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El lunes había llegado, Diego fue normal a la prepa, encontrándose con sus amigos.
Todos los demás llegaron crudos a sus trabajos y algunos ni siquiera fueron; Guillermo seguía con Leo, se había dado días de descanso para pasarlos con su novio, ya que era el gerente.
Diego si fue a trabajar, ya que trabajaba tarde.

"Hola, bebé." Le dijo su amigo Marcelo al verlo entrar al local.

"Holi, ¿qué tal todo?" Habló, ya metiéndose para dejar sus cosas en la parte de atrás.

"Bien, también acabo de llegar."

"Va."

"Me preguntaron por ti."

"¿En serio? ¿Quién?"

"El Kevin, se acaba de ir con el Edson."

"Ah, n-no pues que raro." Dijo soltando una risa nerviosa.

"Sí, se me hizo raro, pero le dije que no habías llegado todavía; de hecho ni compró nada, nomás vino a preguntar."

"Ah, es que cómo fue él el que me salvó, pues ha de haber sido por eso."

"Sí, yo creo."

"Pero, tú coronaste ¿o qué?" Marcelo bajó la mirada, sonrojándose.

"Pues... más o menos, es súper lindo, pero ya a ver qué pasa."

"Va, pues. Me cuentas."

"Síp."

Su corta plática terminó y estuvieron un rato viendo películas mientras trabajaban.









Mientras tanto, en la casa de Hirving.

"¿Qué onda mi Kevin? Superman, te dicen, pa." Dijo bromeando su amigo Hirving.

"No mames." Se rió por lo que dijo su amigo y tomó el cigarro de marihuana que tenía el otro, para después darle una calada y devolverlo.

"Pues sí, salvaste a Dieguito." 

"Sí, pero ya, no hay que hablar de eso ¿Quién de acá coronó, o qué?" Dijo cambiando de tema.

"Pues al chile, yo." Todos voltearon a ver a Hirving y comenzaron a empujarlo, haciéndole burla.

"¿Con quién?" Preguntó curioso Memo, quien acababa de llegar junto con Andrés y Leo.

"Con el Acevedo." Respondió bajando la mirada, avergonzado.

"No mames que te cogiste al Carlitos." Kevin se deshizo en carcajadas, jamás se habría imaginado que su amigo por fin se atreviera a hablar con su crush.

"Ay cállate, Kevin, que tú te diste al Diego." Con la euforia del momento, Hirving quiso responder, pero se quedó callado automáticamente después de que todos se quedaran perplejos ante la confesión de Lozano.

Kevin comenzó a reír nerviosamente.

"¿Q-qué? ¿D-de qué estás hablando?"

"¿Cómo?" Dijo Memo, sorprendido y comenzando a enojarse.

"N-no, no lo hice, no."

"¿De qué estás hablando?" Esta vez preguntó Andrés.

"No, de nada." Hirving respondió sintiéndose terriblemente mal por haber lanzado a su amigo al frente.

"¿Estás mamando?" Habló Memo, quien comenzaba a zafarse del brazo de Leo.

"Kev, eso está cómo, muy cagado." Esta vez dijo Giovanni.

"Te cogiste a mi hermano, ¿estás mamando?"

"No, no, yo..." soltó una risa nerviosa "ni siquiera se por qué está diciendo eso."

En la intimidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora