En la intimidad

Capítulo dos

TW: abuso sexual

Era el día de la fiesta, y para Diego, amaneció un poco tarde, levantándose a casi las doce de la tarde por la desvelada del día anterior.
Decidió no bañarse aún para estar más fresco para la noche, así que se cambió y arregló para salir a comprar un par de cosas antes.

"Hola, Memo se fue a dormir con Leo." Le avisó Andrés "¿cómo te la pasaste anoche?"

"Bien, ¿y ustedes?" Dijo sentándose en la mesa ya que Andrés estaba sirviendo el desayuno.

"Bien, también, aún que casi se agarran a madrazos." Dijo riendo y sentándose ya en la mesa.

"¿En serio? ¿Y eso?"

"Pues había un güey invitándole bebidas a Leo, él no aceptó ninguna, pero Paco se emputó y pues, ya sabes, nos tuvieron que sacar."

Diego se rió y negó con la cabeza.

"Ojalá no pase algo así en la noche."

"No creo, van a haber puros amigos."

"Y ¿a qué hora nos vamos a regresar?"

A este punto ya estaban comiendo aquella sopa calientita, no muy bueno a mediados de junio.

"Pues tú, no sé, por ahí de las cuatro, Memo y yo ya sabes que nos vamos a seguirla y curar la cruda después."

"Bueno." Dijo el menor con una sonrisa en sus labios.

"¿Te vas a bañar?"

"No, más al rato, ¿tú?" Ya habían terminado de comer.

"Sí, yo sí, hoy entro más temprano a la vinatería para salir antes." Dijo, acariciando el pelo de Diego y yéndose al baño.

El menor de los Ochoa pidió un Uber y prendió camino a la Plaza Antara, había recibido algo de dinero de parte de sus hermanos por su reciente cumpleaños, así que quería bobear un rato a ver si se compraba algo de ropa nueva, y zapatos que ya le hacían falta.
Se tenía que apurar por su trabajo, eso sí.

Entró al Starbucks antes, comprando lo de siempre: un Vainilla Cream, para después caminar por la plaza, parando cada que veía algo de su agrado en las tiendas.

Entró a Nike, viendo una camisa del América que llamó su atención demasiado.
Se le acercó un muchacho, un trabajador de la tienda.
No lo volteó a ver lo suficiente pero si vio su uniforme, así que preguntó.

"¿Cuánto está esta camisa?"

"Mil quinientos, ¿te quieres probar alguna talla?" Reconoció esa voz, así que volteó.

Para su sorpresa, era Kevin.
El de tatuajes no dijo nada y sólo lo miró sonriendo.

"Sí, chica, por fa."

Kevin asintió y fue por la camisa de Diego, quien ya había terminado su bebida y la tenía en la mano, ya que dentro no había bote de basura.

"Aquí está, acompáñame a los probadores."

Ochoa lo siguió y entró al probado que Álvarez le había otorgado.

"Gracias."

"De nada, ¿tiro tu basura?" Dijo refiriéndose al vaso.

"Sí, por favor." Álvarez tomó el vaso y se fue, dejando a Diego detrás de la cortina de los probadores.

Al menor le agradó bastante la manera en la que se le veía esa camisa, aparte era de su equipo favorito, así que decidió por comprarla. Se cambió a su ropa normal y salió del probador, encontrándose a Álvarez en el camino.