Capítulo cuatro

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Los sonidos se escuchaban fuertes, los choques de los cuerpos, los gemidos y jadeos, los golpes de la cabecera de la cama en la pared.

Quisieron ser silenciosos, pero no pudieron.

"D-Diego, amor, d-déjame, déjame venirme." Suplicaba Kevin debajo del menor.

"Espera." Seguía saltando encima del otro, buscando mayor satisfacción para poder llegar al orgasmo.

Las manos de Álvarez apretaron fuertemente la cintura de Ochoa, sintiendo el nudo en su abdomen bajo implorándole por correrse.
Diego soltaba sonidos más y más fuertes, sintiendo como sus piernas se entumían.

Su espalda se arqueó cómo la de un gato y su aventó su cuello hacia atrás, sintiendo la corrida fuerte, manchando el abdomen del hombre bajo él.
Álvarez le siguió, sintiendo el alivio al momento de terminar en el condón y sus manos temblorosas acariciaban el lugar que antes apretaban, notando como había dejado roja la piel canela del menor.

Regularon su respiración por unos segundos y después Ochoa se separó, sintiendo sus piernas totalmente temblorosas, acostándose a lado de su hombre.
Kevin se levantó, tomó toallas húmedas del cajón a lado de la cama y se limpió el abdomen, después se quitó el condón y lo tiró en el baño del cuarto; regresó y se puso su boxer, acostándose totalmente cansado a lado de su novio, quien ya se había tapado con una sábana.

"¿No te da calor?" Eran mediados de junio.

"Sí, pero me da hueva ponerme el boxer, prende el aire, porfa."

Kevin se paró a agarrar el control de el aire y lo prendió, sintiéndose frescos. Apagaron las luces y se quedaron dormidos abrazados, al día siguiente no había clases.

"Eres mi debilidad." Susurró Álvarez al oído contrario segundos antes de caer rendidos.



Sus hermanos estaban cenando en el comedor cuando todo eso sucedía.

"¿Tú crees que Diego sea el que la pone?" Preguntó Andrés al escuchar a Kevin rogar por terminar.

"Ni de pedo. Buenas noches." Guillermo puso su plato en el fregador.

"Buenas noches." Ambos entraron a sus respectivos cuartos.












Se levantaron juntos, aún abrazados, al rededor de las once, decidieron ver una película antes de salir a desayunar, Kevin tenía que trabajar, entraba a la una y media ese día.
Terminaron de ver la película, Kevin se bañó, se cambió y ambos fueron juntos a la plaza donde trabajaba Kevin, ya que Diego quería comprarle un regalo a Leonel, no le había dado en su cumpleaños.

Diego le compró una camiseta polo a Leo y se fue, pasando por el trabajo de Kevin para despedirse de él, sin que nadie los vea.

Ochoa pasó a la casa de Leo a dejarle su camisa y después fue a la suya a bañarse para ir a trabajar.
Al llegar, se encontró a Marcelo ya ahí, apenas acomodando unas cosas, así que supuso que recién había llegado; le ayudó a limpiar y a hacer todo lo demás para empezar el turno.

No estuvo tan solo pero tampoco tan lleno, y en un momento que estuvieron solos, llegó Sebastián con ellos.

"Hola." Saludó entrando y sentándose en la barra.

"Hola." Respondieron sus amigos al unísono.

"Denme una de vainilla en cono, porfa." Pidió Sebastián.

Diego preparó el cono y se lo tendió, siendo agarrado por el rubio.

"¿Y? ¿Qué cuentan? Por cierto, Diego, felicidades." Dijo, desconcertando a los otros dos.

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⏰ Última actualización: May 22 ⏰

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