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By Tom.

— ¿Recuerdas a Bill Kaulitz? — preguntó Georg, sentándose frente a mi con su bandeja del almuerzo.

Al escuchar su pregunta deje de comer el sándwich que tenía en manos y lo deje sobre el plato, mirándole con el ceño fruncido.

— ¿Bill Kaulitz? — le mire confundido, el nombre me sonaba pero no sabía de donde.

— Si, Bill Kaulitz, ya sabes el niño rellenito al que molestaban cuando estábamos en primaria — respondió Geo mientras picoteaba algunos de los trozos de patata con el tenedor.

Ah, ese Bill Kaulitz.

— ¿No me digas que no te acuerdas de él? — me miro alzando una ceja.

¿Cómo no acordarme de él? Si estuve enamorado de él desde los ocho hasta que un día se fue de la ciudad sin decir adiós. No es que le guardase rencor, pero mi mente parecía haber suprimido la imagen de su tierno rostro, hasta ahora.

— Algo me acuerdo, pero ¿A que va todo esto? — pregunte retomando ms tarea de terminar lo que quedaba de mi almuerzo, no es como que nos quedara poco tiempo para entrar a clases otra vez pero mis tripas seguían rugiendo por algo de comer.

— Tom, Bill esta de regeso —

El sonido de mi almuerzo cayendo sobre la bandeja se escucho más fuerte que lo que quisiera, pero es que la noticia me había dejado en shock.

Bill estaba de vuelta.

— ¿A la ciudad? ¿Regreso a la ciudad? — pregunté incrédulo, siempre asumí que se había marchado porque no había sorportado las burlas de nuestros compañeros hacía su físico. Él era bajito y algo rellenito, pero era el niño más dulce que podrías conocer, era amable con el resto y siempre estaba dispuesto a ayudar.

Supongo que eso influyo en que me enamorase de él, nunca se lo dije y aún así me gane un besito en la mejilla de su parte.

Tom Trümper, ganador como siempre.

— Comienzo a creer que tienes los oídos tapados, todo mundo esta hablando de su regreso Tom — respondió mi castaño amigo como si fuera lo más obvio del mundo. No era mi culpa que todos en este pueblo fueran unos chismosos. — Dicen que ha cambiado bastante, que se ha puesto más guapo —

— ¿Más guapo? — repetí, sintiendo una extraña mezcla de nerviosismo que se sentía como mariposas revoloteando por mi estomago. No iba a mentir, me causaba algo de ilusión volverle a ver luego de tanto tiempo ya que la última vez que le vi él tenía catorce y yo doce, ahora debería estar rodando los diecinueve. — ¿Lo has visto? —

— No, no lo he visto todavía, pero dicen que aún vive en la misma casa. Tal vez deberías buscarlo después de clases — sugirió Georg con una mirada traviesa. — Además trabaja de niñero, igual y corres suerte de que tu madre lo contrate para cuidar de ti y tu hermana —

Hice una mueca ante su último comentario, llevaba burlándose de mi toda la semana.

— Ya te dije que mamá lo hace para vengarse de mi, además tienes parte de la culpa que Jane terminara fuera a las diez de la noche porque tú me distrajiste — refunfuñe volviendo a tomar el sándwich para darle un gran bocado llenadome la boca de pan, tomate y condimentos.

Georg solo rió lanzándome un trozo de zanahoria a la cara, dicho trozo termino pegado en una de mis mejillas.

— Ja ja que gracioso Georg, deberías terminarte el estofado o vas a quedarte enano —

MY BOYFRIEND IS A VAMPIRE!? (En revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora