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By Tom.

El encuentro con Bill fue extraño y placentero a partes iguales, por una parte estaba feliz de volver a verlo después de cinco años sin saber absolutamente nada de él más allá de que se había mudado a Alemania gracias a una vecina suya.

Ahora que lo pienso, Bill ya se veía como ahora la última vez que lo vi. Habían pasado pocos días desde su cumpleaños número catorce y él ya se veía pálido de una manera preocupante, recuerdo que en aquel entonces me había dado la excusa de que estaba enfermo del estomago que por eso se veía más pálido y yo en mi inocencia le creí, después de eso nunca más le vi.

Hasta ahora.

— Todo esto es demasiado extraño — murmuré en voz baja mientras abría la puerta de mi casa, seguramente Jane estaría viendo el televisor mientras mamá corría de un lado a otro. — ¡Ya llegue! —

Vi correr a Jane atropelladamente por el pasillo hasta llegar a mi para recibirme con un fuerte abrazo y un "Tomy" con su vocecita chillona, le acaricie la cabeza antes de alzarla en brazos y entrar cerrando la puerta tras de mi.

— Hola princesa, ¿Cómo te fue en la escuela? — pregunté.

— Fue divertido, Tomy. La señorita Thompson nos contó un cuento sobre un dragón que come helado de fresa — dijo Jane con entusiasmo, sus ojos brillaban con emoción.

Sonreí ante su relato, negando con la cabeza antes de dejarla de vuelta en el suelo en lo que mamá venía, aún no me perdonaba el descuido de la semana pasada y prefería que me mantuviera alejado de Jane. Me sorprendía la frialdad que tenía conmigo años después de haberme tratado tan amorosamente.

Pero la entendía, yo no era más que el hijo de su esposo muerto.

— Suena interesante princesa, pero ¿Cómo un dragón puede comer helado de fresa si escupe fuego? —

Jane rió ante mi comentario y me miró con sus grandes ojos inocentes.

Ojalá se quedase pequeña para siempre, ya me vi llorando cuando se gradúe del preescolar.

— Es un dragón mágico, Tomy. Puede comer helado de fresa y escupir fuego sin derretirlo. — Explicó con total seriedad, provocando que soltara una pequeña risita.

En eso, mamá apareció en la sala con una sonrisa forzada, evidentemente incómoda por la tensión que había entre nosotros.

— ¿Cómo estuvo tu día, Tom? — preguntó mamá, evitando mirarme a la cara.

« Estupendo Karen, gracias »

— Bien, mamá. He visto a un viejo amigo, Bill, y nos hemos quedado hablando un rato — respondí, dejando que Jane volviera al sofá a ver caricaturas. — A propósito ¿Cuándo llega la niñera? No creo que la abuela de Georg pueda seguir viniendo a cuidarnos siempre, ella también es una mujer ocupada —

Mamá desvío la mirada hacía donde estaba Jane viendo su programa favorito y luego volvió al vista a donde estaba yo.

— En la tarde va a llegar un chico a cuidar de ustedes, supongo que puedes manejar la situación hasta entonces — dijo cortante, se refería a que no le quedaban más alternativas que confiar en mi para cuidar de Jane hasta que llegase el niñero. — Asegurate de hacer la cena, quiero que él se centre en cuidar de tu hermana —

Que gran amabilidad tiene mi madre, seguro que va a ganar el premio a la persona favorita del año. Notese mi sarcasmo.

— Seguro — miré la hora. — Deberías ir yendo, se te hará tarde para ir a la empresa —

MY BOYFRIEND IS A VAMPIRE!? (En revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora