comienzo a no tener miedo 3

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El perfume de Jen me persigue a donde piso, se ha impregnado en mi cuerpo. Cierro los ojos. No puedo llegar oliendo a mi ex en el cumpleaños de mi novio. Me deslizo por el salón y busco con la mirada a Azusa o a su padre. Ninguno de los dos esta acerca, asiqué aprovecho y subo las escaleras tan rápido como puesto a nuestra habitación.


¿Ahora que hago? Va a ser más sospechoso si me cambio... Tal vez podría decirle que el perfume es de Agustín.


Toda clase de pensamientos me asaltan, no sé que hacer. El encuentro con Jen fue mucho más significativo de lo que me imagine, mi mundo se tambaleo y ahora quedan edificios destruidos y cuidados en caos. Me paro en mitad del camino y apoyo mi cara contra la pared.


No puedo creer todo lo que descubrí esta noche... me paso los dedos por los labios y me estremezco. El calor sube por mi cuerpo. No puedo creer que, a pesar de que el tiempo pase entre nosotros, los años que nos separen, todavía sigue existiendo esa pasión tan desquiciante.


- No debería pasar...


Paso mucho tiempo, las cosas ahora ya no son como hace dos años. Logre sobrevivir, mis planes cambiaron y ahora, cuando finalmente todo esta bien, no necesito esto. Es peligroso.












A pesar de que tenía dudas si cambiarme o no, al fina tuve que hacerlo. Había perdido los zapatos y aunque tenía muchos otros parecidos para elegir, decidí cambiarme por completo. Sentía la presencia de Jen todavía sobre mi. Era como si estuviera conmigo donde fuera.


- Angelito - dice Azusa, con la cara iluminándose al verme. - ¿Dónde estabas?


Azusa esta esperándome al pie de las escaleras, a punto de subir. Alguien debe haberle avisado de mi presencia al parecer. ¿Agustín? Dijo que le aviso que estábamos juntos.


Me agarra de los hombros y me abraza con fuerza contra su pecho.


Pienso en el auto que nos persiguió y me pregunto quien fue... Azusa se ve muy tranquilo en este momento. Él no sabe que Jen esta vivo y que estuvimos juntos, asique no creo que haya sido alguno de sus guardaespaldas y espías porque ellos enseguida le habrían contado.


A pesar de que no siento nada por Azusa un sentimiento parecido a la culpa me invade. Jen y yo nos besamos, bueno, Jen me beso porque yo ni siquiera podía moverme y cada vez que me besaba solamente me quedaba quieta, incapaz. Aún así me siento extraña y no puedo mirarle a la cara, temerosa de que si me ve a los ojos pueda ver lo que paso a través de ellos. No es solo la culpa de mi infidelidad, si no que temo que pueda sucederme si se entera que Jen esta vivo y que estuvimos juntos.


Si hay algo de lo que no puedo dudar de Azusa es de los sentimientos que tiene por mi. Pensaba que solo me usaba como tapadera para evitar el compromiso, pero, cuanto más tiempo pasaba a su lado me di cuenta que le importo. Y ya sea que sea momentáneo, que sea un juguete, o que sea real... creo que si se entera en este momento lo mataría sin dudar


- Tuve que tomar aire - digo


Me recorre de pies a cabeza y se detiene en mi vestido nuevo.


- Te cambiaste - me acusa.


- Los zapatos estaban manchados y no encontré otros que fueran con mi vestido, asique me puse la segunda opción que tenía para esta noche - le explico, pasando un mechón detrás de la oreja.


Mi respuesta no parece dejarlo contento.


Cierro los ojos. Si, fue la mentira más estúpida que se me haya ocurrido... aunque en parte es verdad, pero... en este momento fue lo único que pude pensar

Mentiras verdaderasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora