Capítulo 4

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La comida se veía tranquila hasta el momento, los adultos hablaban entre ellos recordando viejas anécdotas y aventuras mientras que con los jóvenes se habían separado en dos grupos estrictamente por género.

En el lado de los varones continuaban con sus actividades anteriores hablando de temas no aptos para todo público y discretamente escondiendo cerveza en sus vasos de plástico, las mujeres por otro lado se dedicaban a actualizarse en sus vidas y compartiendo cotilleos escolares. Tanto Boruto como Sarada no se habían dirigido la palabra desde la interacción anterior que habían tenido, de hecho para los demás parecía que ambos jóvenes se estaban ignorando.

-¿Cuanto crees que dure la paz?- preguntó Inojin en un susurro a Shikadai mientras miraban a dichos km jóvenes.

-Si te soy honesto... una hora y media, y se me hace mucho tiempo- respondió el pelinegro desinteresado tomando su hamburguesa entre sus manos y preparándose para darle una gran mordida.

-Es realmente extraño- comenzó Metal Lee acercándose a ellos con cautela. -Es como tener a dos fieras encarceladas- dijo observando a Boruto y Sarada. -Es decir, no se han dicho nada pero se siente una gran tensión en el aire...-

Inojin y Shikadai le dieron la razón mirando disimuladamente como Boruto hablaba con Iwabee y Denki, y Sarada hablaba con Chouchou mientras trenzaba el cabello de Himawari.

[Hora y media después...]
-Uy, lo siento- dijo Boruto con "preocupación" al mirar con diversión como resbalaba el agua por la cabeza de Sarada. -Fue un accidente-

Mentira no había sido, por ir tonteando con Denki no se fijo del pequeño huequito que había en el césped artificial y por consiguiente le tiro un poco de la jarra de agua que llevaba en la mano. Miró como Sarada cerraba los ojos y respiraba profundo, la vena en su cuello estaba tan hinchada que pensaba que en cualquier momento le explotaría pero extrañamente no estaba gritando con la cara encendida de rojo como en ocasiones anteriores. Ella solo respiraba e intentaba secarse con la servilletas que estaban en la mesa.

-Sarada-chan, ¡dios mío! ¡Boruto, trae más servilletas!- hablo Hinata, tratando de ayudarle a la chica a limpiarse.

-Tia Hinata, no te preocupes- calmó la afectada a la mayor sosteniendo su mano con delicadeza. -Estoy bien, solo fue un accidente así que iré a cambiarme-

Ella se levantó y camino en dirección a la casa. Al pasar por el lado de Boruto solo le dio una leve mirada y siguió con su camino. Boruto por su parte, trató de ocultar su pequeña sonrisa pero al cruzar miradas con su madre, miró hacia otro lado.

-Boruto- le dijo en tono duro frunciendo el ceño, buscó ayuda con su padre y sus hermanos pero al parecer ninguno lo iba a ayudar, su padre y su hermano miraron a otro lado mientras su hermana lo miraba con la misma expresión que su madre. -Vas a ir a buscar a Sarada y le vas a pedir una disculpa SINCERA-

-Pero...- empezó el rubio pero al ver la mirada de su madre silencio de un solo momento, los demás seguían en lo suyo pues sabían que la dulce Hinata era temible cuando estaba enojada. -Esta bien, ya voy-

Se encaminó hacia el interior de la casa y cuando estaba dentro camino hasta el cuarto que le había dicho su hermana en donde se quedarían las mujeres. Al estar afuera de la puerta quiso tocar pero esta se encontraba entreabierta, se acercó y al querer hablar para avisar de su presencia pero la palabras se quedaron en su boca al ver el reflejo del espejo que se encontraba dentro.

-Genial, justo anuncio la paz y ese idiota hace una de las suyas...- escuchó a Sarada decir con exaspero mientras levantaba su blusa, quitándosela y mirándola. -Por suerte, vine a cambiarme antes de que se empezara a trasparentar-

Dejo la camiseta en el suelo y luego miro a sus shorts, que también se encontraban húmedos y empezó a desabrocharselos. Boruto se quedó quieto, Sarada no era la primera chica que veía en ropa interior pero lo que más lo sorprendió fueron dos cosas; la primera, ese conjunto que llevaba se veía sensual y exquisito, abrazaba sus curvas de una manera tentadora y no le disgustaba para nada la vista, y la segunda, ese conjunto ya lo había visto antes. Saco su celular y busco el perfil que visitaba constantemente, bajo por las provocativas y misteriosas fotos hasta dar con la que buscaba y efectivamente era el mismo conjunto pero no la misma modelo o tal vez si era pero con un cambio de look. Sacudió la cabeza y se hizo hacia atrás a una distancia considerable de la puerta.

Se aclaró la garganta y le dio un ligero toque a la pared.

-¡Sarada!- habló con voz firme pero en verdad sentía como el corazón le iba a mil por hora. -¿Puedo hablar contigo?-

-¡Dame un momento!- escucho del otro lado la voz apresurada de Sarada, él se paró a un lado de la puerta esperando a que saliera la pelinegra. De un momento a otro la puerta se abrió y Sarada salió con otro par de shorts de mezclilla y un top color rojo y con una toalla en su mano secando su cabello.

-¿Qué pasa Boruto?- le preguntó levantando una ceja y con esa expresión de concentración.

"No trae sus anteojos, ¿traerá lentes de contacto?" Pensó el mientras miraba su rostro.

-Bueno...yo...venía a... pedirte perdón...- le dijo él bajando la cabeza y rascándose la parte superior de la cabeza. -Si fue un accidente lo que sucedió pero...creo que debí manejarlo mejor, entonces yo lo siento de verdad Sarada-

Ella lo miró con sorpresa pero luego miró a los lados con escepticismo.

-¿Me vas a jugar otra broma? ¿Están Shikadai e Inojin escondidos para tirarme más agua?- le preguntó mirando tras de él y sacándole a Boruto una pequeña risa.

-Claro que no Sarada, simplemente pensé bien las cosas y creo que es verdad lo que dijiste, ya es tiempo de dejar nuestras diferencias atrás y empezar a crecer- le respondió Boruto sacando la mano hacia ella. -Así que hay que estar bien, al menos durante nuestra estadía aquí, para no molestar a todos los demás en la casa, ¿si?-

Ella miró su mano y luego regresó la mirada hacia sus ojos, negro contra azul, en una pequeña lucha. Ella buscando alguna mentira en los ojos de él y él esperando que ella aceptara su oferta. Tras un momento ella pareció aceptarlo y extendió su mano hacia la de él.

-Esta bien, acepto esta tregua durante los días que estemos aquí para no molestar a los demás- tras estrechar la mano del contrario asintió. -Así que hay que esforzarnos para llevar a cabo la convivencia-

-Es un trato- asintió él -Ahora si uno de verdad, así que te dejo para que termines de secarte- ella asintió y el volvió afuera donde apenas piso el césped todos lo miraban con curiosidad.

-No parece ser abofeteado, ¡paguen!- exclamo la tía Ino mientras inspeccionaba su rostro y luego extendía la mano al centro de la mesa, donde casi todos a excepción de su madre, la tía Sakura y la mencionada ponían dinero sobre esta.

El se acercó a la mesa y se sentó en medio de Shakadai e Inojin.

-¿Apostaron contras mi?- les preguntó fingiendo sentirse herido. -¿Y apostaron que me iban a abofetear?-

-No sería la primera vez que te abofetea- respondió Shikadai guardando su billetera mientras se levantaba de hombros. -Parecía dinero fácil-

Dicho eso todos siguieron comiendo.

¡Esto es una mierda!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora