✧˖°ʚ「HANAMI MATSURI 」️ɞ♡୨ | Nakamoto Yuta

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—¿Te lo dije o no te lo dije?

Un sonriente y a la vez divertido Hyunjin se encontraba molestando a su mejor amiga; normal en él.

Habían pasado cinco años y aún no habían rastros de que su amistad fuera a terminar. Eso ponía felices a ambos pues se adoraban.

—Me lo dijiste —respondió, aceptando la derrota, Miyeon—. No creí que por adelantarte tanto a los hechos se harían realidad —se defendió

—Es que lo manifesté, ya sabes, atraer con la mente —dijo Hyunjin colocando sus dedos índice y corazón en su entrecejo

—¿Ahora eres Matilda? —bromeó la chica riendo divertida

—Búrlate todo lo que quieras pero bien sabes que aún así tuve la razón y ahí está la prueba —señaló el abultado vientre de su amiga

Sí, Miyeon sería madre de un hermoso niño.

Eso era algo que traía a Yuta en las nubes, viendo burbujas y corazones. Aquel japonés adoraba estar pegado todo el día a su amada esposa solo para colocar su gran mano sobre el pequeño vientre en donde crecía sanamente su pequeño, su nueva adoración; Shotaro.

Besaba aquél vientre, hablaba con él y lo llenaba de mimos a toda hora, sin respiro.

Además de volverse aún más cariñoso se volvió protector. No dejaba sola a Miyeon por nada en el mundo, aún teniendo ella a Dojoon y todos los demás guardianes de la chica, los suyos y los del príncipe Zhong, pues éste pidió estrictamente que cuidarán de su amiga.

Sí, Miyeon y Chenle se reunieron otra vez.

Chenle le contó el día de la boda lo que ella ya había sospechado, no le gustaban las despedidas y por eso no se despidió al irse. Además de que la quería mucho y despedirse sería como cortar lazos de su amistad y él no quería eso.

Miyeon, siendo lo empática y buena persona que es, aceptó las disculpas de su amigo chino y su relación continuó como si nada hubiera pasado.

Hoy, cinco años después de eso, el también protector príncipe Zhong, protege a Miyeon como si fuera su hermana y además es amigo de Yuta así que cuando se enteró de que sus amigos serían padres se mudó a Corea para estar cerca y cuidar de ambos.

—Y lo mejor de todo es que tú serás el padrino ¿no? —habló Miyeon y Hyunjin gritó de felicidad

Porque si hablamos de protector tenemos a Hwang Hyunjin, aunque era más mimoso que protector.

—¡Obviamente! —dijo acercándose para juguetear con el vientre de la chica—. Hola Taro, soy yo, Hyunjin. Seré tú tío favorito y tu seras mi consentido —sonrió con malicia—. Juntos sacaremos de quicio a mamá.

—¡Oye! —se quejó ella sonriendo divertido

—¡Ya llegué!

La voz de Yuta resonó por todo el castillo y luego unos pasos apresurados. Apareció de pie frente a su esposa y el príncipe Hwang acompañado de un sonriente Chenle que, a empujones, intentaban llegar primero ante la chica de abultado vientre.

—¡Quítate! —dijo Chenle moviendo hacia un lado a Hyunjin mientras éste reía divertido por la situación—. Hola pequeñito~ ¿me extrañaste? —hizo una voz tierna y aguda para el bebé

—¡Claro que no! ¿por qué te extrañaría a tí? —lo movió Yuta para besar cortamente los labios de su adorada esposa y luego dejar otro en su vientre—. A mí sí ¿verdad, bebé?

—¿Y Miyeon está pintada o qué? —se quejó Hyunjin cruzado de brazos

—¿Nos extrañaste?

Todos rieron al notar que los dos hicieron la misma pregunta al mismo tiempo.

—Sí, los extrañé mucho —respondió Miyeon calmando su risa

—Lo que quiso decir es que no, no los extrañó y que prefiere estar mil veces más conmigo aquí, contándonos chismes y viendo Harry Potter a tener que oírlos discutir por quién le agrada más al bebé cuando es obvio que su favorito seré yo.

Y ahí lo tenían. Hwang Hyunjin siendo Hwang Hyunjin.

—¡Tu cállate! —volvierón a decir al unísono, Yuta y Chenle, provocando otra ronda de risas escandalosas

Esos eran los momentos que Miyeon más atesoraba. Los momentos en los que eran ellos mismos y en los que podían compartir una sonrisa o risa por cualquier pequeñez.

Momentos felices que se repetirían día tras día por el resto de sus vidas. Por qué ni Miyeon, ni Yuta, ni Hyunjin y mucho menos Chenle, dejarían que ésta gran familia rara y disfuncional acabara en la nada. Porque todos lucharán siempre por ver bien al otro.

Y no sólo ellos, también debemos contar a los amigos de Yuta que, con el pasar del tiempo se volvieron amigos de los demás y así hasta el día de hoy y para siempre.

Porque no importa que tan difícil pueda ser, no hay nada que un Festival de la Primavera pueda arreglar.

Música, baile, fiesta, risas, sonrisas, diversión son solo pocas palabras para definir la felicidad. Tristeza, llanto, problemas y discusiones también forman parte de la felicidad y son las cosas que los vuelven más fuertes al superarlas juntos. Porque a pesar de todo, ellos fueron destinados a formar...

...un eterno amor.

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• HANAMI MATSURI •
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